Caminando por la playa ibas tan confiada,
Pasaste frente a mí, luciendo hermosos
cueros,
Sin que notaras la
persistencia de esa mirada;
La mía, que al paso: mirar tu
vientre es lo que espero
Tu caminar armónico, ha mirarte
obligaba,
Sin pena ni discreción, completa,
te veía alegre
Con una vista fija: en tu
vientre que halagaba;
Más, el orificio en
él… que me subía la fiebre.
Vientre plano, de piel suave y
de un color moreno
Sin esconderse todo él, por la
tanga que portabas
Que presumía el hechizo de un
ombligo oval oscuro
Una línea bella, cañada con la
que yo me deleitaba.
En el centro de tu cuerpo ágil,
pero a la vez sereno
Cicatriz en todos, pero que el
ombligo en ti: ¡es deleite puro!
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