Salma Abu Azoum |
Pues ya sucedió, las
poblaciones de Guerrero empiezan a levantarse en armas, al parecer no es en
contra del gobierno, o mejor dicho de quienes representan al poder público.
Tenemos al menos unos veinte
años con la zozobra delictiva en el estado: secuestros, asaltos, robos,
violaciones, asesinatos, extorsiones; ahora los cobros de pisos y las amenazas
a quien no paga, como consecuencia suicidios; o sea, asesinatos indirectos.
Con esos antecedentes del terror
urbano y rural, agregándole la displicencia y el olvido de quienes gobiernan,
quienes se justifican poniendo de parapeto la corrupción de sus elementos
policíacos y comandantes de los mismos, algunas comunidades decidieron tomar el
toro por los cuernos y domarlo.
Curioso es que algunas
autoridades, las: de los derechos humanos y de la procuraduría están muy
preocupadas por las personas que han sido apresadas; ahora, incluso,
asesinadas. Pareciera ser, que estas instancias inconformes estuvieran del lado
de los criminales, pero su preocupación es correcta desde el punto de vista de
la ley, hasta cierta parte es justificada por eso. Además ¿Qué tal si los
detenidos son inocentes?
El beneficio de la duda es la debilidad
de los individuos civilizados; pero es mejor ser civilizados. Para evitar ser
víctimas, los métodos y formas judiciales deben ser inteligentes; o sea, bien
pensados, sin rendijas. De modo que el criminal reciba su castigo, adaptación o
perdón.
Consideremos por un momento,
que quienes se levantaron para dar seguridad a sus comunidades lo hicieron
correctamente; atrapando verdaderos criminales, de esos que casi son Barba Azul,
aquel terrible criminal del cuento clásico. ¿Qué podríamos argumentar en contra
de que castiguen a esos malvados?: Nada.
Pero pongámonos un momento en
el caso de que la población siga sometida. Que utilizando esta argucia de
policía comunitaria, los cárteles de criminales quedan ahora apoderados de los
pueblos. De esta manera dejan de ser preocupación de la opinión pública mundial,
pensando aquella que esos pueblos solucionaron su problema. Solamente las víctimas
del lugar sabrán este terrible hecho. Ya ha sucedido en ciudades, donde a los policías
que la comuna paga para mantener protegida a la población se encargaron de
proteger a los criminales. ¿Por qué no hacerlo de otra manera más astuta?; dirían
los capos. Lo que caracteriza al criminal es precisamente su astucia.
El gobernador y algunos
presidente municipales, consideran que la policía comunitaria está funcionando
mejor, ¡eh, eh, eh! Para ellos. ¿Qué no también se han descubierto en la
historia presidentes municipales y gobernadores criminales?; entonces, que
ellos avalen lo que sucede no le da cariz de seguridad. Si a lo anterior le
agregamos, que una vez que la policía sea comunitaria legalmente, todos los
abusos que cometa ella corresponde a ella misma, por lo cual los gobernantes se
lavaran las manos, además no tendrán que pagarles nada y cuando mucho de vez en
cuando les darán caridad; que es algo, para lo que nuestro gobernador se las
gasta solo.
Parece ser que la población
está bien enterada de cómo se mueve el crimen en el estado, es clarísimo que
existe alguien interesado de que así
sea, más aún de que actué para protegerse, el que suceda espontáneamente y en
un lapso breve de tiempo en diferentes lugares, muestra que la comunicación a
favor de los levantamientos está funcionando. Eso me parece sospechoso. Alguna
vez oí decir por ahí: que en algunos casos, a veces sospechar es lo más
inteligente.
El legislativo debe trabajar
haciendo leyes para que no permita al ejecutivo evadir la responsabilidad de
dar seguridad, ni que el judicial permita a los criminales salir inmunes,
además darle fuerza a la población para destituir al negligente y poner al que
funcione. Por otra parte el pueblo debe se cáustico con sus gobernantes para
que cumplan con sus obligaciones sobre todo que quienes llegan al legislativo
sean personas íntegras y capaces.
La anarquía es una solución a
largo plazo pero definitivamente en ella las bandas delictivas terminarían
linchadas, siempre es más poderosa las masas que los grupos criminales. Lo
único que impide a las masas actuar es precisamente la ley.