miércoles, 23 de enero de 2013

El huevo de la serpiente.

Salma Abu Azoum


Pues ya sucedió, las poblaciones de Guerrero empiezan a levantarse en armas, al parecer no es en contra del gobierno, o mejor dicho de quienes representan al poder público.
Tenemos al menos unos veinte años con la zozobra delictiva en el estado: secuestros, asaltos, robos, violaciones, asesinatos, extorsiones; ahora los cobros de pisos y las amenazas a quien no paga, como consecuencia suicidios; o sea, asesinatos indirectos.
Con esos antecedentes del terror urbano y rural, agregándole la displicencia y el olvido de quienes gobiernan, quienes se justifican poniendo de parapeto la corrupción de sus elementos policíacos y comandantes de los mismos, algunas comunidades decidieron tomar el toro por los cuernos y domarlo.
Curioso es que algunas autoridades, las: de los derechos humanos y de la procuraduría están muy preocupadas por las personas que han sido apresadas; ahora, incluso, asesinadas. Pareciera ser, que estas instancias inconformes estuvieran del lado de los criminales, pero su preocupación es correcta desde el punto de vista de la ley, hasta cierta parte es justificada por eso. Además ¿Qué tal si los detenidos son inocentes?
El beneficio de la duda es la debilidad de los individuos civilizados; pero es mejor ser civilizados. Para evitar ser víctimas, los métodos y formas judiciales deben ser inteligentes; o sea, bien pensados, sin rendijas. De modo que el criminal reciba su castigo, adaptación o perdón.
Consideremos por un momento, que quienes se levantaron para dar seguridad a sus comunidades lo hicieron correctamente; atrapando verdaderos criminales, de esos que casi son Barba Azul, aquel terrible criminal del cuento clásico. ¿Qué podríamos argumentar en contra de que castiguen a esos malvados?: Nada.
Pero pongámonos un momento en el caso de que la población siga sometida. Que utilizando esta argucia de policía comunitaria, los cárteles de criminales quedan ahora apoderados de los pueblos. De esta manera dejan de ser preocupación de la opinión pública mundial, pensando aquella que esos pueblos solucionaron su problema. Solamente las víctimas del lugar sabrán este terrible hecho. Ya ha sucedido en ciudades, donde a los policías que la comuna paga para mantener protegida a la población se encargaron de proteger a los criminales. ¿Por qué no hacerlo de otra manera más astuta?; dirían los capos. Lo que caracteriza al criminal es precisamente su astucia.
El gobernador y algunos presidente municipales, consideran que la policía comunitaria está funcionando mejor, ¡eh, eh, eh! Para ellos. ¿Qué no también se han descubierto en la historia presidentes municipales y gobernadores criminales?; entonces, que ellos avalen lo que sucede no le da cariz de seguridad. Si a lo anterior le agregamos, que una vez que la policía sea comunitaria legalmente, todos los abusos que cometa ella corresponde a ella misma, por lo cual los gobernantes se lavaran las manos, además no tendrán que pagarles nada y cuando mucho de vez en cuando les darán caridad; que es algo, para lo que nuestro gobernador se las gasta solo.
Parece ser que la población está bien enterada de cómo se mueve el crimen en el estado, es clarísimo que existe alguien interesado de que así sea, más aún de que actué para protegerse, el que suceda espontáneamente y en un lapso breve de tiempo en diferentes lugares, muestra que la comunicación a favor de los levantamientos está funcionando. Eso me parece sospechoso. Alguna vez oí decir por ahí: que en algunos casos, a veces sospechar es lo más inteligente.
El legislativo debe trabajar haciendo leyes para que no permita al ejecutivo evadir la responsabilidad de dar seguridad, ni que el judicial permita a los criminales salir inmunes, además darle fuerza a la población para destituir al negligente y poner al que funcione. Por otra parte el pueblo debe se cáustico con sus gobernantes para que cumplan con sus obligaciones sobre todo que quienes llegan al legislativo sean personas íntegras y capaces.
La anarquía es una solución a largo plazo pero definitivamente en ella las bandas delictivas terminarían linchadas, siempre es más poderosa las masas que los grupos criminales. Lo único que impide a las masas actuar es precisamente la ley.

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