miércoles, 14 de septiembre de 2011

La mosca.


**Advertencia**
Este cuento tiene palabras que pueden herir algunas susceptibilidades, si usted es de esos por favor evite leerlo.

Hoy tenía decidido acabar esa novela que tanto había postergado por meses. Me senté, claro, que antes fui y me serví una copita de mezcal, aromatizado con toronjil y limón.
Ya acomodado frente a mi lap, inicié entusiasta e inspirado a aporrear las teclas, se me ocurrió; esto de aporrear teclas, porque seguido lo utiliza “¡En Guardia!”,  en esto estaba, cuando de repente un zuum, estando tan  inspirado no quise quitar mi atención a lo que escribía, pero ahí de nuevo otro zuum, pero ahora con más insistencia y algo golpeando mi mejilla , ¡pinche mosca! ¿No tuviste otro momento menos propicio para molestarme?, sin embargo la ignoré y seguí escribiendo pero ahí de nuevo zuuuum, ¡diablos!, que me separo del teclado, cogí una regla y dije: horita te chingo. ¡Alto Edgar!... es vida, donde dejaste tu espíritu ecológico, dejé la regla y continué con lo que escribía, pero de nuevo zuuum y algo se mete en el oído zuuuuuuuum, se sale. Dije: ¡ni madres! ¡A chingar su madre la ecología! y zap, zap y plash, muerta pinche mosca. Ahora a seguir escribiendo.
¿Donde me quedé?

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