Antes, para ir a un lugar fuera de México era complicado, se requería una combinaciones de factores a veces difíciles de obtener, sin embargo yo tuve la “fortuna” de vivir en los Estados Unidos por tres años, ahora cualquiera se va y se queda una vida, si tenemos suerte regresan viejos, pero la mayor de las veces ya no regresan.
El otro día estaba
recapacitando en como aproveché el tiempo que viví en Estados Unidos, llegando
a las siguientes conclusiones.
Realmente aprendí algo del
idioma, pero ni siquiera tanto cómo entonces hablaba español; creo que he
aprendido más, de ese idioma, aquí en México.
Hice algunos amigos pero creo
que no sirvió de mucho ya que se perdió toda relación con ellos, ni ahora con
las redes sociales me he podido comunicar con ellos, parece ser que tienen
cierto hermetismo hacia México, a los que he localizado, simplemente no
contestan. Probablemente piensen que me quiero regresar a costillas de ellos, sé
que el hombre es el único animal que se tropieza con la misma piedra dos veces,
pero yo no quiero ser ese animal.
Por otro lado, sobre lo
aprendido, cuando estuve por aquel lugar hubo personas muy amables conmigo,
incluso una se ofreció a pagarme los estudios universitarios, si yo quería
regresar. ¡Sí como no!. Yo ya había tomado toronjil con semita[1].
¿Que hubiera podido aprender?,
lo que aprendieron nuestros famosos presidentes globalistas. Que fueron allá no
solamente para aprender hablar el idioma, si no que regresaron, con un costal de
conocimientos para esquilmarnos.
Por ejemplo el señor Salinas,
aprendió a robar elecciones, después a repartir empresas a sus cuates y
terminar poderoso y rico. ¿Quieren más?, cualquiera diría que es orgullosamente
hijo del tío SAM.
Zedillo, aprendió a como
quitar del camino a sus opositores hacia la presidencia, después quedarse con
todo el dinero del Banco de México; culpando a su antecesor y posteriormente
quedar empleado por todas las empresas extranjeras que mercadeaban en México,
otro orgulloso hijo del tío, ¿o no tío?
El bueno fue Fox, que no
resultó tan Ox. Fíjense como este señor engañó a todos o casi a todos los
votantes, incluso al presidente en turno, que ya ni permitió que se siguieran
contando los votos. Además también se robo unas elecciones. Nos hizo creer a
todos que haría los cambios que el país necesitaba, pero utilizó el erario como
agencia de viajes para su familia, el erario como caja chica para sus entenados y su esposa, se la pasó de paseo y fiesta seis años, mientras su esposa gobernaba.
Pero, ¡un momento!, este señor no estudió allá, entonces, ¿donde fue que
aprendió las mismas habilidades? Este si
que le salió barato al tío.
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