martes, 27 de septiembre de 2011

Aprender en el extranjero.


Antes, para ir a un lugar fuera de México era complicado, se requería una combinaciones de factores a veces difíciles de obtener, sin embargo yo tuve la “fortuna” de vivir en los Estados Unidos por tres años, ahora cualquiera se va y se queda una vida, si tenemos suerte regresan viejos, pero la mayor de las veces ya no regresan.

El otro día estaba recapacitando en como aproveché el tiempo que viví en Estados Unidos, llegando a las siguientes conclusiones.
Realmente aprendí algo del idioma, pero ni siquiera tanto cómo entonces hablaba español; creo que he aprendido más, de ese idioma, aquí en México.
Hice algunos amigos pero creo que no sirvió de mucho ya que se perdió toda relación con ellos, ni ahora con las redes sociales me he podido comunicar con ellos, parece ser que tienen cierto hermetismo hacia México, a los que he localizado, simplemente no contestan. Probablemente piensen que me quiero regresar a costillas de ellos, sé que el hombre es el único animal que se tropieza con la misma piedra dos veces, pero yo no quiero ser ese animal.

Por otro lado, sobre lo aprendido, cuando estuve por aquel lugar hubo personas muy amables conmigo, incluso una se ofreció a pagarme los estudios universitarios, si yo quería regresar. ¡Sí como no!. Yo ya había tomado toronjil con semita[1].
¿Que hubiera podido aprender?, lo que aprendieron nuestros famosos presidentes globalistas. Que fueron allá no solamente para aprender hablar el idioma, si no que regresaron, con un costal de conocimientos para esquilmarnos.
Por ejemplo el señor Salinas, aprendió a robar elecciones, después a repartir empresas a sus cuates y terminar poderoso y rico. ¿Quieren más?, cualquiera diría que es orgullosamente hijo del tío SAM.
Zedillo, aprendió a como quitar del camino a sus opositores hacia la presidencia, después quedarse con todo el dinero del Banco de México; culpando a su antecesor y posteriormente quedar empleado por todas las empresas extranjeras que mercadeaban en México, otro orgulloso hijo del tío, ¿o no tío?
El bueno fue Fox, que no resultó tan Ox. Fíjense como este señor engañó a todos o casi a todos los votantes, incluso al presidente en turno, que ya ni permitió que se siguieran contando los votos. Además también se robo unas elecciones. Nos hizo creer a todos que haría los cambios que el país necesitaba, pero utilizó el erario como agencia de viajes para su familia, el erario como caja chica para sus entenados y su esposa, se la pasó de paseo y fiesta seis años, mientras su esposa gobernaba. Pero, ¡un momento!, este señor no estudió allá, entonces, ¿donde fue que aprendió las mismas habilidades?  Este si que le salió barato al tío.


[1] Dicen en Chilpancingo: que aquel que toma toronjil con semita, ya no se va de Chilpancingo.

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