Está sucediendo
algo inusitado en los procesos electorales mexicanos.
En el siglo pasado
básicamente el candidato a presidente se seleccionaba dentro del partido de
estado, los demás partidos primordialmente eran comparsa para simular una
democracia inexistente, obviamente defendida a capa y espada por todos quienes
participaban, pero incluso aquellos, ahora aceptan que no existió la susodicha
democracia.
Decía que dentro
del partido de estado era donde se seleccionaba al candidato del partido y como
consecuencia a quien sería el siguiente gobernante. Hasta la fecha solamente
existen especulaciones de cómo se hacía dicha selección, pero lo que si conocemos,
es que aquellos hombres seleccionados estaban muy por encima de la preparación
que tienen los actuales contendientes. Me refiero, a que quien salía escogido
al menos estaba enterado de lo que se pretendía hacer durante los siguientes
seis años y no ascendía al poder a improvisar (no digo que lo que hacían fuera
en beneficio de México). Además escogía a sus ayudantes entre los demás hombres del partido,
que también estaban al tanto de lo que pretendían lograr.
Tenían al menos una
preparación básica para hablar y responder preguntas y estaban dispuestos a
defender su postura sobre todas las críticas de manera objetiva, eran
personajes con cultura por encima de la media.
Obviamente la
comparación no puede ser pareja dado que en esa época los medios estaban
secuestrados por quienes ostentaban el poder y como consecuencia trabajaban
para ellos. Por otra parte no existía el Internet ni la libertad para que toda
la población se mofara, criticara o repelara las acciones de quienes nos
gobernaban. Esto último se hacia muy modestamente y con riesgos ahora
inimaginables.
Pero no quiero
fastidiar con aquellos gobernantes mafiosos del siglo pasado, a lo que quiero
ir es a que si seguirá esto de lo que llaman democracia, pienso que al menos
podrían hacerla parecer verdadera.
Pienso que los
partidos deberían empezar por calificar a sus bases dentro de un parámetro de
calidad; y no, uno de antigüedad y participación. No dudo que dentro existan
verdaderos hombres capaces de gobernar, lo que dudo es que estén considerados
para tal efecto. Por eso ahora notamos la pésima calidad cultural de los
propuestos, ya ni siquiera mencionar la falta de palabras para convencer, todos
ellos tienen una deficiencia marcada de argumentos y apuestan a ganar siendo el
mejor merolico, pero incluso para ser merolico se necesita facilidad de
palabra, cosa que algunos de los actuales no tienen.
Pienso que dentro
de los partidos debería existir una academia que formara a sus representantes,
bien calificados, en función primero de capacidad política y después de su
carisma para atraer afición.
Les agrego aquí
algunas ligas, por si quieren conocer el pésimo material que tenemos para
votar: