lunes, 30 de enero de 2012

Lástima de candidatos.


Está sucediendo algo inusitado en los procesos electorales mexicanos.
En el siglo pasado básicamente el candidato a presidente se seleccionaba dentro del partido de estado, los demás partidos primordialmente eran comparsa para simular una democracia inexistente, obviamente defendida a capa y espada por todos quienes participaban, pero incluso aquellos, ahora aceptan que no existió la susodicha democracia.
Decía que dentro del partido de estado era donde se seleccionaba al candidato del partido y como consecuencia a quien sería el siguiente gobernante. Hasta la fecha solamente existen especulaciones de cómo se hacía dicha selección, pero lo que si conocemos, es que aquellos hombres seleccionados estaban muy por encima de la preparación que tienen los actuales contendientes. Me refiero, a que quien salía escogido al menos estaba enterado de lo que se pretendía hacer durante los siguientes seis años y no ascendía al poder a improvisar (no digo que lo que hacían fuera en beneficio de México). Además escogía a sus  ayudantes entre los demás hombres del partido, que también estaban al tanto de lo que pretendían lograr.
Tenían al menos una preparación básica para hablar y responder preguntas y estaban dispuestos a defender su postura sobre todas las críticas de manera objetiva, eran personajes con cultura por encima de la media.
Obviamente la comparación no puede ser pareja dado que en esa época los medios estaban secuestrados por quienes ostentaban el poder y como consecuencia trabajaban para ellos. Por otra parte no existía el Internet ni la libertad para que toda la población se mofara, criticara o repelara las acciones de quienes nos gobernaban. Esto último se hacia muy modestamente y con riesgos ahora inimaginables.
Pero no quiero fastidiar con aquellos gobernantes mafiosos del siglo pasado, a lo que quiero ir es a que si seguirá esto de lo que llaman democracia, pienso que al menos podrían hacerla parecer verdadera.
Pienso que los partidos deberían empezar por calificar a sus bases dentro de un parámetro de calidad; y no, uno de antigüedad y participación. No dudo que dentro existan verdaderos hombres capaces de gobernar, lo que dudo es que estén considerados para tal efecto. Por eso ahora notamos la pésima calidad cultural de los propuestos, ya ni siquiera mencionar la falta de palabras para convencer, todos ellos tienen una deficiencia marcada de argumentos y apuestan a ganar siendo el mejor merolico, pero incluso para ser merolico se necesita facilidad de palabra, cosa que algunos de los actuales no tienen.
Pienso que dentro de los partidos debería existir una academia que formara a sus representantes, bien calificados, en función primero de capacidad política y después de su carisma para atraer afición.
Les agrego aquí algunas ligas, por si quieren conocer el pésimo material que tenemos para votar: 

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