Cuando salgo a la
calle, no puede dejar de mirar a quienes rondan a mi alrededor, entre ellos deambulan
multitud de mujeres que en porcentaje no son beldades sino que simples y
comunes mujeres con sus diferentes atractivos.
Aunque existen
esteriotipo de belleza, también tenemos parámetros para definir algo, a lo que
yo le llamo belleza artística, que cómo en la música y la pintura, creo que es
aquello que te hace querer oír y mirar muchas veces al sujeto o no dejar de
hacerlo; así pues, con las mujeres en la esfera de tu visión, la insistencia en
mirarlas no siempre tiene cuestiones sexuales; más bien es una cuestión de
apreciación artística.
En el aspecto
sexual, resulta curioso; para aquello que llamamos sexy, no siempre está
relacionado con la belleza artística a la que hice referencia. Incluso algunas
que dentro del gusto popular podrían no ser bellas, ni arte para el artista; sí
serían sexy para varios.
Regresando a la
primera belleza. Gracias a los dispositivos modernos, primero la fotografía,
luego el cine, sin dejar atrás los antiguos modos de expresión: la pintura y
escultura antigua, ahora nuestros ojos tienen el deleite de más mujeres que
nunca. El Internet nos permite casi al instante estar con mujeres bellas de
nuestra generación y de generaciones recientes. También podemos irnos a los
inicios de la historia con aquellas bellezas congeladas en pinturas y esculturas
o modeladas en arcilla. Caramba que triste habrán sido aquellas tribus de
algunas decenas de homidios, con tan poca diversidad femenina. No cabe duda que
al menos en esto somos privilegiados; quizás entonces gracias a los paisajes
naturales, la limpieza del planeta en ese momento ver mujeres resultaba
aburrido, las frutas en los árboles, las flores de muchos colores y variadas
formas, los animales en libertad, la multitud de aves en su vuelo; cumplían el
mismo objetivo que ahora los ojos, labios, orejas, pelo y el resto de cuerpos
femeninos lo cumplen de maravilla.
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