Cuando la población
se trastoca, resulta decepcionante vivir entre ellos.
Me entró lo filosófico
y quiero divagar sobre algunas cosas que suceden en mi pueblo-ciudad.
Ya tiene al menos
cuarenta años que en México se le permite votar a quienes tienen 18 años o más.
Se dice fácil, pero estamos diciendo que un individuo con 18 años de
experiencia en cuestiones de la vida pueda decidir quien es aquel que deba
gobernarlo.
Aclaremos qué quien
gobierna es quien decide cuantos impuestos cobrará y que destino dará a ellos, también
es quien define que planes de estudios deberán tener las escuelas públicas, además
que son quienes cuidarán de nuestras propiedades. No solamente las individuales
sino que las de la nación. Para no hacer un libro diré que son personajes
importantes para la vida de los individuos sobre aquellos de quienes gobiernan.
Sin aceptar, si es
o no correcto, que esos jóvenes voten; lo tienen como derecho y debe haberse
pensado, antes de aprobarlo, que estaban capacitados para eso, en tan pocos
años, por cierto fui de la primera generación de 18 años; voté entonces por mi
amigo Javier para presidente; perdió.
Ahora bien si esos
muchachos reniegan de sus educandos se les argumenta que no tienen ninguna
capacidad para hacerlo, se preguntaría uno; bueno yo me hice la pregunta: ¿acaso
aquel que me debe educar es más complicado escogerlo, que aquel que me debe
gobernar? Sigo sin encontrarle respuesta. Sin embargo, ahora aquí en mi pueblo,
parecen ser que algunos de la población consideran positiva la respuesta.
Un punto para la
educación, ya que esos que piensan así le dan una preponderancia a educar que a
gobernar.
Manifestarse también
es un derecho, pero cómo consecuencia también es una incomodidad, ya que no
siempre somos todos quienes nos manifestamos a la vez; pero, sí lo hacemos de
vez en cuando.
Daré algunos
ejemplos, para hacer el arte de escribir más clarividente.
Miren, aquí en Chilpancingo,
es despreciado aquel que se manifiesta para exigir algo que las mayorías ya
tienen, o que las minorías acomodadas ya tienen. Curiosamente hasta por algunos
que no lo tienen.
Sin embargo los que
profesan una religión se manifiestan sin tapujos, considerando, quizás, que Dios
se los autoriza, sobre la incomodidad que ocasionen aquellos agnósticos. Así el
día de la Lupe hace multitud de manifestaciones, incluso con ruido todo el día
pensando que son benditos. Pero esos mismos que se purifican con Lupe no
permitirían ni cinco minutos de bloqueó en una avenida por algunos harapientos,
con todo el respeto y dignidad que se merecen, solicitando agua en su colonia.
Por hoy, creo que
le paro.
Todavía tenemos más
de 300 días para seguirle, según los pronósticos de los apocalípticos.
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