Para muchos niños
mexicanos, el día de reyes es un día de ilusión, para otros muchos más es un día
como todos, con la excepción de que verán a los demás niños con juguetes
impactantes; mientras, ellos, tendrán que seguir dando bola, vendiendo chicles o
ser mercancía en el tráfico sexual de niños.
Estas cosas
realmente son inusuales que se mencionen en estos días de alegría capitalista,
son días en donde muchas empresas resuelven sus finanzas, la venta de mercancías les refrescan sus cuentas bancarias.
Hablar de cosas incomodas no es correcto, es estar out.
Los miserables, solamente
los conocen, aquellos empresarios que leen (¿habrá alguno?) a través de los
miserables de Victor Hugo. Sus mansiones y oficinas quedan demasiado retiradas
de los lugares donde existe la miseria, la prostitución y el crimen. Aquí en Guerrero,
algunos niños ya son sicarios, aquellos juguetes bélicos, que no conocieron
para que los niños no fueran violentos, ahora los usan ellos; no para jugar, ya que no son
juguetes, sino que resulta la versión real del modelo para niños; con los que
matan y son liquidados.
Mientras en el
mundo los reyes vagos: Carlos Gustavo, Harald y Juan Carlos, disfrutan su vida
rosa, sin dificultades económicas, aunque si se las ocasionan a otros.
La Distribución de
la riqueza en el mundo es curiosa, quedó mal repartida porque se hizo el
reparto cuando los países pobres, eran aún niños y se les olvidó escribir su
carta a los Santos Reyes. Quizás no fue así; sino que entonces, los reyes no traían
regalos a los países niños, sino que les quitaban sus riquezas.
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