sábado, 14 de julio de 2012

Con dinero baila el perro.


Mandar mensajes por la red fue quizás una de las primeras interrelaciones entre las terminales. Recuerdo hace ya un buen tiempo que tuve a cargo la programación del sistema de terminales de la SSA, que nos impresionábamos cuando, entre una y otra terminal, nos mandábamos un pequeño mensaje de una línea, ochenta caracteres, no más; curiosamente, porque ya por teléfono se podía hablar entre un extremo y otro todo el día si uno lo deseaba. Este pequeño avance era impresionante. Ahora por la red entre terminales, no nos mandamos una línea de texto; podemos mandar el Quijote si queremos y si no se levanta Cervantes a denunciarnos por piratas.
Recuerdo también, que el primer programa de consulta por red que hice, dejé que la consulta fuera libre, o sea se escribía la pregunta y el programa a través de algunas palabras determinaba lo que se pedía y respondía amablemente con el dato solicitado, recuerdo que no gustó y me llamaron la atención pidiéndome que fuera más cuadrado; o sea, usando un pequeño menú solicitando que querían, como en las primeras PC o como aún se hace cuando uno llena un formulario burocrático. No como ahora en la red, donde se hace como yo lo hice entonces, igual que los buscadores, como GOOGLE. ¿Creen que debería pedirles regalías?
¡Ya veremos después!.
 El caso es, que todo esto lo traje porque día a día me llega información por el correo o me empotran en el Facebook una multitud de cosas interesantes, algunas por lo culto e importante y otras por lo ridículo y falaz, pero en fin interesantes desde el punto de vista sociológico.
Un caso curioso es que llegó un video de un perrito bailando merengue que lo hace ridículamente, chistoso quizás, pero fuera de ritmo y obviamente torpemente, sin embargo tiene millones de accesos y comentarios halagadores. Si el perro los entendiera, se sentiría avergonzado por ser tan malo y aclamado. Por otro lado, me encontré a unos magníficos bailarínes jovenes mexicanos que apenas y han acceder unos cientos de veces, con leves comentarios a favor sin embargo éste si merece todos los elogios, por la perfección, el ritmo y arte con la que bailan, pero no: triste mundo, éste de vanidades y de hurtos electorales.

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