domingo, 30 de agosto de 2015

Fabricando tabiques.

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Fabricando tabiques.
Foto de Edgar P. Miller


Cualquiera que fue educado o recibió instrucción en el sector privado debe recordar cómo era la infraestructura donde se  recibían las clases.
Sabemos que existen grupos populosos y que la información es transmitida igual para todos los alumnos indistintamente de su capacidad de entendimiento. En el suponer de que todos somos iguales.
Fuimos testigos de tiempo completo de cómo no existe un sistema para separar, de acuerdo a las aptitudes de los alumnos,  en grupos homogéneos de tal manera que el aprovechamiento fuera amplio y el progreso del alumno rápido, por prejuicios se asume que todos somos iguales y que tenemos las mismas capacidades; aunque no sea así. La impartición de clases se avienta a los jóvenes como un balde de agua para saciar la sed y aquel que se aviva recibe más y a quien no le interesa por no tener sed no atrapa nada porque no la necesita y el sediento que no se pone abusado pues no recibe nada.
Y así transcurre la vida del estudiante hasta recibir un papel que lo hace licenciado en algo. Teniendo que ser en tiempo y forma de acuerdo a parámetros que tienen cien años o más de aplicarse sin importar ninguna otra cosa.
Hace algunos días se distrajo la atención de la población con la genialidad de un niño de nueve años que a su temprana edad estudia un diplomado en la UNAM.
Algo que en México suena como sacrilegio para la sociedad, ¿Cómo un niño sin estudios previos es aceptado en la UNAM? sobretodo sin hacer examen de admisión.
Será casualidad o deliberado pero apenas en Chilpancingo abrieron un centro de desarrollo infantil y estimulación temprana promovido en las redes sociales para aquellos niños de quienes se sospeche retraso y prontamente lo puedan llevar al nivel de mediocre.
Ninguna escuela rural del estado, puedo asegurar sin temor a mentir, que tiene el dinero invertido en “material didáctico; inútil pero atractivo” equivalente al mostrado en el video que circula en la red de este centro del programa PROSPERA de SEDESOL.   
Me dió risa la casualidad y me sigo riendo de la broma pesada que el gobierno hace a la población de Guerrero; porque, ¿qué otra cosa se puede hacer cuando se hace una broma, que no sea reir hasta desternillarse de risa?. Quizás esto fue la razón por la que hicieron a un lado la su titular de la secretaría.
Históricamente al individuo con deficiencias se le mira con lástima y se asume que tiene preferencias sobre los demás, y podría ser, pero Yo considero que sí los más aptos son atendidos para enfrentar los problemas prioritarios de la sociedad la atención a los débiles llegaría como consecuencia.  
Y me sigo riendo ahora de mi, porque en nuestro país al más apto siempre lo miran como apestado o loco o raro. Lo limitan en su aprendizaje para que no salga de la mediocridad.
Desde luego en las acciones políticas y más en una sociedad religiosa, atender a los débiles es visto de mejor modo por la población, obviamente se identifican. La envidia surge cuando se destinan recursos a los avanzados. Sin embargo, a la hora de elegir maestros piden a los mejores.


Ahora ya no se si reir o llorar.  


Pero la risa me gana, al darme cuenta que aquello que pienso con respecto a la educación, de que para los que gobiernan y sus secuaces, ésta solamente es un gran negocio, ampliamente queda demostrado con acciones como la de hacer este centro que inauguraron lleno de material que debió facturarse a un gran costo pero que apantalla a… bueno, eso era todo.  


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Pueblo.
 Foto de Edgar P. Miller





http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2015/08/20/un-nino-genio-en-la-unam-9693.html

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