martes, 14 de febrero de 2012

Kodak, r.i.p.


 
Empiezo nuevamente a escribir, frente a mí el teclado negro con los tipos blancos. Cada una de la teclas están separadas justamente para que al oprimirlas, cómodamente mis dedos, no aprieten más que una a la vez. Bajo ese camuflaje entendible inicia la maravilla compleja de toda una era de descubrimientos e inventos, avances tecnológicos, que muchos de quienes utilizamos el teclado ignoramos.
Me decido y aprieto la primera tecla, inmediatamente la suelto, para mí es solamente un instante, sin embargo un programa está pendiente desde que se enciende el equipo de lo que pueda suceder en cada tecla, al apretar la tecla lo que hice fue cerrar un circuito eléctrico, que para evitar un rebote, detrás de ella existe un circuito electrónico que sólo permite pasar el pico de encendido, el cual es detectado por el programa que mencionaba ya estaba pendiente, si suelto la tecla en el tiempo programado, él mismo considerará que sólo quiero ese símbolo una sola vez, de lo contrario asumirá que necesito lo repita más veces según lo mantenga apretado, al soltarlo decide que ya decidí yo dejar esa tecla. El programa a través de un algoritmo llamado codificador convierte ese cierre de circuito en un código binario que identifica al símbolo, el cual después se almacena en una memoria temporal llamada búfer, para que  luego la computadora pueda reconocerlo cada vez que yo quiera, directa o indirectamente, volver a utilizarlo. Este pequeño movimiento genera que miles de pequeños elementos electrónicos se pongan a trabajar. Solamente el programa que espera, necesita una multitud de transistores microscópicos para ser almacenado antes incluso de que empiece a trabajar. Después millones de circuitos iguales de pequeños harán su tarea con una coordinación milagrosa, todo esto gracias a miles de mentes que durante más de cincuenta años han dirigido su interés a esta magnifica herramienta que ahora algunos millonarios dicen ser sus dueños. Faraday, Millikan, Tesla, Ohm, Volta, Kirchhoff, son solamente algunos de los pioneros de algo que terminó utilizándose fácilmente como un martillo.
Sigo apretando teclas y del mismo modo se van guardando los códigos, que posteriormente un programa llamado procesador de palabras y que ya está residiendo en la memoria, acomoda de acuerdo a las instrucciones que los mismos códigos le dan a través de mí apretar de teclas.
El ratón, ese insignificante aparatito que revoluciona la manera de meter instrucciones a la computadora, ahorrándonos un montón de teclazos y el de recordar instrucciones, funciona de un modo muy parecido al teclado con sólo pocas teclas y una bolita que, incluso ahora, puede ser no mecánica, lo que hace es apretar repetidamente dos teclas, según hagamos el movimiento del ratón.
Sin que sepamos el sistema numérico binario, la computadora convierte a él todo lo que tecleamos o introducimos por el ratón, los programas previamente grabados en la memoria de la computadora; incluso algunos, en otras memorias auxiliares de otras computadoras auxiliares que existen en la computadora central, se encargan de hacer lo que deseamos, estos programas que ahora hacen lo inimaginable, empezaron desde muchos años atrás siendo primero pequeños programitas específicos; y luego, como tabiques, los siguientes programadores de las próximas generaciones los fueron utilizando como accesorios para los más grandes. Así, ese programita que determina cuando una tecla dejó de ser apretada, tiene ya más de cuarenta años que se hizo, ahora a quien lo inventó ni las gracias le dan. Pero de los programas grandes, como “Office”, se obtienen millones de pesos en regalías. Se preguntará: ¿qué chiste tiene hacer aquel pequeño programa?; pues, ahora ninguno, pero entonces pocos podían hacerlo e introducirlo al computador en código hexadecimal.
Las computadoras, los móviles, y múltiples dispositivos computarizados modernos, no existirían si antes no hubieran aparecido aquellos insignificantes algoritmos, al mismo tiempo que una multitud de pequeñas innovaciones tecnológicas.
Un ejemplo contundente de la arrogancia de un lado contra la miseria del otro, es noticia en estos momentos.
Nada sería ahora de los sistemas computarizados, sin las continuas mejoras del film fotográfico, la fotografía logró la miniaturización de los circuitos. Gracias a ésta, fueron una realidad los circuitos integrados, sin embargo paradójicamente al mismo tiempo desarrolló a su verdugo. La empresa que mayor aporte hizo a la fotografía, “Kodak”; ahora, está en quiebra… la fotografía electrónica la ejecutó.

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