Empiezo nuevamente
a escribir, frente a mí el teclado negro con los tipos blancos. Cada una de la
teclas están separadas justamente para que al oprimirlas, cómodamente mis dedos,
no aprieten más que una a la vez. Bajo ese camuflaje entendible inicia la maravilla
compleja de toda una era de descubrimientos e inventos, avances tecnológicos,
que muchos de quienes utilizamos el teclado ignoramos.
Me decido y aprieto
la primera tecla, inmediatamente la suelto, para mí es solamente un instante,
sin embargo un programa está pendiente desde que se enciende el equipo de lo
que pueda suceder en cada tecla, al apretar la tecla lo que hice fue cerrar un
circuito eléctrico, que para evitar un rebote, detrás de ella existe un
circuito electrónico que sólo permite pasar el pico de encendido, el cual es detectado por
el programa que mencionaba ya estaba pendiente, si suelto la tecla en el tiempo
programado, él mismo considerará que sólo quiero ese símbolo una sola vez, de
lo contrario asumirá que necesito lo repita más veces según lo mantenga
apretado, al soltarlo decide que ya decidí yo dejar esa tecla. El programa a
través de un algoritmo llamado codificador convierte ese cierre de circuito en
un código binario que identifica al símbolo, el cual después se almacena en una
memoria temporal llamada búfer, para que luego la computadora pueda reconocerlo cada
vez que yo quiera, directa o indirectamente, volver a utilizarlo. Este pequeño
movimiento genera que miles de pequeños elementos electrónicos se pongan a
trabajar. Solamente el programa que espera, necesita una multitud de
transistores microscópicos para ser almacenado antes incluso de que empiece a
trabajar. Después millones de circuitos iguales de pequeños harán su tarea con
una coordinación milagrosa, todo esto gracias a miles de mentes que durante más
de cincuenta años han dirigido su interés a esta magnifica herramienta que
ahora algunos millonarios dicen ser sus dueños. Faraday, Millikan, Tesla, Ohm, Volta,
Kirchhoff, son solamente algunos de los pioneros de algo que terminó utilizándose
fácilmente como un martillo.
Sigo apretando
teclas y del mismo modo se van guardando los códigos, que posteriormente un
programa llamado procesador de palabras y que ya está residiendo en la memoria,
acomoda de acuerdo a las instrucciones que los mismos códigos le dan a través
de mí apretar de teclas.
El ratón, ese
insignificante aparatito que revoluciona la manera de meter instrucciones a la
computadora, ahorrándonos un montón de teclazos y el de recordar instrucciones,
funciona de un modo muy parecido al teclado con sólo pocas teclas y una
bolita que, incluso ahora, puede ser no mecánica, lo que hace es apretar
repetidamente dos teclas, según hagamos el movimiento del ratón.
Sin que sepamos el
sistema numérico binario, la computadora convierte a él todo lo que tecleamos o
introducimos por el ratón, los programas previamente grabados en la memoria de
la computadora; incluso algunos, en otras memorias auxiliares de otras
computadoras auxiliares que existen en la computadora central, se encargan de
hacer lo que deseamos, estos programas que ahora hacen lo inimaginable,
empezaron desde muchos años atrás siendo primero pequeños programitas
específicos; y luego, como tabiques, los siguientes programadores de las próximas
generaciones los fueron utilizando como accesorios para los más grandes. Así,
ese programita que determina cuando una tecla dejó de ser apretada, tiene ya
más de cuarenta años que se hizo, ahora a quien lo inventó ni las gracias le
dan. Pero de los programas grandes, como “Office”, se obtienen millones de
pesos en regalías. Se preguntará: ¿qué chiste tiene hacer aquel pequeño
programa?; pues, ahora ninguno, pero entonces pocos podían hacerlo e
introducirlo al computador en código hexadecimal.
Las computadoras,
los móviles, y múltiples dispositivos computarizados modernos, no existirían si
antes no hubieran aparecido aquellos insignificantes algoritmos, al mismo
tiempo que una multitud de pequeñas innovaciones tecnológicas.
Un ejemplo
contundente de la arrogancia de un lado contra la miseria del otro, es noticia
en estos momentos.
Nada sería ahora de
los sistemas computarizados, sin las continuas mejoras del film fotográfico, la
fotografía logró la miniaturización de los circuitos. Gracias a ésta, fueron
una realidad los circuitos integrados, sin embargo paradójicamente al mismo
tiempo desarrolló a su verdugo. La empresa que mayor aporte hizo a la
fotografía, “Kodak”; ahora, está en quiebra… la fotografía electrónica la
ejecutó.
Mientras, el Iphone, sube sus ventas a los tres mejores del mundo en su género.
¿qué opinaría Antonio Meucci?
¿qué opinaría Antonio Meucci?
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