Me bajé del caballo
para revisar el cincho, lo hice y me di cuenta que estaba bien ajustado, falsa
alarma, me subí nuevamente y empecé a caminar, primero a paso y después a trote,
posteriormente a galope, vi al horizonte y se miraba el inmenso llano, ni un árbol
grande de referencia, simplemente algunos bajitos marcando líneas ondulantes
indicando la presencia de algunas cañadas pequeñas formadas por la erosión del llano.
Sobre el mismo, a poca distancia, una manada de caballos se movía, al oír el
galope de lucero voltearon inquietos para vernos, al acercarnos un caballo
alazán garañón, al parecer el líder de la manada, dirigiéndose a lucero, le
pregunta:
-que prisa buey, porque bienes
a galope.
Medio deteniéndose lucero
contesta:
-No sé a donde me lleva este
chango.
-Pregúntale buey.
-No mames él es quien manda.
-Por eso te ponen freno porque
no te impones.
Espuelas, un cuartazo y sale
lucero en estampida.
El garañón se voltea y camina
rumbo a la manada de yeguas, dando un relincho de alegría, luego murmura: ¡pendejo,
quería comer maíz!.
En el horizonte se veía a
lucero galopar velozmente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario