Una vez a manera de presunción
dije: México es el único país
verdaderamente libre en el mundo; luego, explicando seguí: porque aquí todos
hacemos lo que queremos y solamente se castiga al que sea enemigo del sistema y
solamente si le caen.
Los magistrados del tribunal
electoral acaban de darme la razón con su decisión.
Durante el proceso de
validación o invalidación, como deseen que se diga, de la elección de
presidente; los magistrados se metieron en una encrucijada: darle la razón
aquel que mandó al diablo a las instituciones (incluyendo las electorales) o
darle la razón no dándosela.
O sea si validaban la
impugnación promovida por el MALO,
el tribunal tendría que aceptar que hubo irregularidades dentro de la elección
para presidente lo que significaría constatar la frase dicha con anterioridad. Por
eso optaron por defender a capa y espada, como precisamente lo hicieron, las
instituciones electorales. De manera que así, tapaban un inmenso asunto turbio
con un confeti decorado con oratoria jurídica, sin duda una joya de elocuencia
legal a favor de la libertad de hacer todo, como yo dije entonces.
Como pueden darse cuenta en un
país libre como es México, se puede
ser presidente, si se quiere y se tiene los recursos necesarios para comprar a
toda las instituciones que FECAL fue a sacar del infierno a donde bien las había
enviado MALO.
Pudiendo lucirse, como
institución, haciendo un verdadero trabajo de jueces y no de burócratas de las
leyes, pensando; si es que saben hacerlo, que cubriendo las violaciones a la
constitución beneficiarían a las instituciones. Lo que hicieron fue digerir la
constitución para después defecarla con oratoria.
Uno de esos ineptos, se
atrevió a decir que se somete al juicio de la historia, ha de creer que en ese
tribunal los jueces son como él.
Por ahora no nos queda más que
reconocer que vivimos en un país libre. Donde existan o no instituciones, estas
solamente son para que algunos “mexicanos” privilegiados cobren jugosos
salarios y bonos.
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