Cómo hormigas.

No cabe duda que si se quiere ejemplificar una sociedad perfecta uno debe recurrir a las hormigas.

El hombre, aunque presume de ente social, más se parece al tigre que a las hormigas.

Acudo  a las hormigas, este día, porque me sucedió una anécdota que me servirá para ejemplificar como las estupideces terminan por destruir mundos.

En el jardín de mi casa, pero lo diré como se acostumbra aquí en Chilpancingo: de su casa, existía una sociedad de hormigas arrieras viviendo en él. En un principio eran realmente una lata, se la pasaban de un lado a otro podando mis árboles, al parecer no tenían la mínima intención de permitirme cosechar algo. Pude haberles aplicado un insecticida y terminar con ellas, pero ya tiene tiempo que esta opción no cabe en mi manera de pensar. Casualmente, un día noté un comportamiento interesante, sucedió que las hormigas les gustaba ir a la composta para cortar el bagazo de las cáscaras de naranja que tirábamos después de hacer el jugo, se me ocurrió un experimento, el cual hizo que por mucho tiempo las hormigas y mis plantas pudieran convivir sin problemas, puse las cáscaras alrededor de uno de los árboles de mango más cercano al hormiguero, extraño comportamiento pero ahí estaban todas las noches podando las cáscaras hasta dejarlas sin bagazo.

No lo hacían sin problemas ya que las cucarachas se plantaban a lo largo del carril que formaban las hormigas y les robaban su cargamento, caramba no solamente los humanos tienen crimen organizado también lo sufren las hormigas, lo bueno, no tan bueno pero al menos no era todo el cargamento el que se robaban las cucarachas solamente algo, de manera que las hormigas nunca desistieron de trabajar de esa manera por durante muchos años, permitiéndome tener buenas cosechas.

 Pues bien,  aquí viene la parte estúpida de la historia. Resulta que entre el árbol de mango y el hoyo del las hormigas planté un estropajo, pensando rápido y mal, se me ocurrió, para evitar que las hormigas se desviaran de su trayecto habitual, que debería poner una protección a las plántulas de estropajo mientras éstas se extendían hacia lo alto.

La primera estupidez fue la mía y fue la de poner como barrera una solución insecticida. No entiendo ahora porqué lo hice, ¿lo mismo dirá Calderón dentro de unos años?

La segunda estupidez fue de las hormigas. El caso es que la sociedad de las hormigas tiene soldados y estos fueron a averiguar que sucedía en ese lugar, lo que pasó es que murieron al instante, después se creo la gran guerra contra la solución y llegaron más soldados, muriendo también. Cambiaron de estrategia haciendo un orificio que llegaba desde su hormiguero hasta el lugar del conflicto; ocasionando con esto una montaña de hormigas muertas, quedándome sin mis compañeras para siempre.

Ya tiene al menos un año del suceso y no logro recuperarme del holocausto que ocasionamos por estúpidos. Podrá acaso Calderón recuperarse después del que está ocasionando. Lo que más me preocupa es que en esa guerra yo estoy en la sociedad que morirá.