lunes, 3 de octubre de 2011

Otra vez el aborto.



Aunque esto de legalizar el aborto es algo que sacan a relucir cada vez que quieren distraer su atención a las personas de cuestiones de mayor importancia, voy a darles gusto y me distraeré hablando algo al respecto.
Primero, que existe un debate no resuelto con respecto a cual es el momento en que el individuo comienza a serlo. Además, qué si la constitución defiende a ese individuo que se está formando, en lo que tampoco se ponen de acuerdo.
Después. Se nota que ya se polarizó el asunto, que es precisamente lo que adoran los grandes medios de comunicación, entre los que sí y los que no lo aprueban, cosa que impide un análisis inteligente del acto.
Más después. Que a quienes gobiernan probablemente les interesa que el aborto se autorice, porque todo el dinero que tendría que ir a asistencia social ahora se lo embolsarán, de por si ya lo hacen solamente que ahora no tendrán quienes lo reclamen dado el hecho que serán abortados. Por otro lado se inicia un gran negocio de la medicina, patrones de quienes gobiernan, especializada en la interrupción de la vida, suena contradictorio, pero así será.
Mucho después. La Iglesia se opone, desde luego porque la miseria es la gasolina que los mantiene en movimiento, niños abandonados son carne de cañón para su causa, pero también lo son las familias miserables llenas de hijos hambrientos.
Me imagino que el panorama que se prefiere sería: Nada de niños de la calle, ni hambrientos en zonas de miseria, ni huérfanos dejados por madres de la alta sociedad que perdió los estribos y no usó el anticonceptivo por ir contra las leyes de Dios. O aquellos embriones causados por los políticos mujeriegos y que no desean que aquella modelo sexy, pero pobretona, tenga un hijo de él, para no tenerles que dar parte de su millonaria pensión; lo más común, un par de irresponsables que no quieren convertirse en padres después que no fueron capaces de prevenir el embarazo.
Se entiende que ninguna persona quiere tener un hijo con defectos, mucho menos un gobierno quiere tener la carga de mantenerlos. Los Animales, algunos, devoran a sus hijos deformes, en otros casos los depredadores se encargan del asunto. Podremos ser como ellos y liquidarlos antes de que nazcan, a fin de cuentas también somos animales, algo evolucionados pero al fin animales. El “malo” de Hitler, ejecutaba a los retrasados mentales, o los mandaba a que se experimentara con ellos. Parece una película de terror, pero matar embriones puede ser el primer escalón para lo siguiente. Si lo anterior es bueno  o malo no creo que tenga importancia, lo que importa es la individualidad de la mujer. Probablemente después sea la del hombre. La democracia griega ya se encargaba de que solamente los mejores sobrevivieran. Quizás esto de matar o dejar vivir tenga que ver con la democracia.
Dan muchas razones quienes prefieren el aborto y otras tantas quienes no lo desean. Yo en lo particular pienso que todas ellas son válidas desde la perspectiva de quienes las proponen, pero en asuntos de legalidad se requiere más que eso.  Sí, así lo estimo yo, pienso que los afectados deberían ser quienes dieran su opinión, pero resulta que muchos todavía ni pueden y otros ni existen y quienes pueden y existen como sería yo; digo: que a mí no me hubiera gustado que me abortaran, probablemente mi madre pueda opinar diferente dado la cantidad de problemas que le he ocasionado a su individualidad.
Al final. Ésta es mi profecía: se autorizará el aborto;  además será algo muy concurrido, incluso habrá grandes corporaciones que lo promocionarán, como algo que debe ser de esa manera.
Ya me imagino los promocionales:
“No use anticonceptivos, son malos para la salud, los condones no son agradables deséchelos, tenga sexo natural, nosotros le facilitaremos gozar sanamente”. “Clínicas la expulsión placentera”
Este es nuestro mundo, así es, lo detesto, pero caramba que real es y que predecible se está volviendo, quienes pelean a favor y en contra del aborto solamente están siendo manipulados, como siempre para un beneficio mercantil.

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