Ya terminaron los juegos deportivos mediáticos,
llamados Panamericanos. Organizados por el gobierno de la República Mexicana,
el estado de Jalisco y la ciudad de Guadalajara, vistos solamente por aquellos
que pagan por ver televisión. RIP.
En una pequeña
noticia, donde decía que se les daba reconocimiento a todos los voluntarios que
participaron, me di cuenta que a nuestros gobernantes no se les quita lo pillo.
Resulta que aprovechándose de la buena voluntad de las personas amantes de los
deportes, los pillos no tuvieron que contratar personal para las actividades
laborales de los juegos, fueron realizadas en su mayoría por voluntarios. Lo que
no sé, hasta el momento, que sucederá con todo el dinero que se obtuvo por los
derechos de trasmisión, regalías, entradas a los eventos, etc. Que bien pudo en
parte utilizarse para haber pagado esos empleos y mejorar la condición de vida
de al menos algunos mexicanos que lo necesitaban. Quienes debieron ser
voluntarios son los deportistas.
¡Caray! que lejos estaba
el Barón Pierrede Coubertin cuando pensó, humilde e inocentemente, que se podrían realizas eventos deportivos,
donde el entusiasmo por practicarlo, fuera el motor para ser grande en los
deportes. No sabía que aparecería el monstruo de la televisión para corromper
al amateurismo y convertirlo en una simple mercancía al mejor postor. Lástimas
para los verdaderos deportistas, que ya no tienen un escenario donde mostrar
sus aptitudes, ahora lo ocupan mercantes del espectáculo con vestuario de
deportistas, regenteados por pillos.
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