Estaba en camino al
otro día, unos pasos al futuro, cuando de repente me encuentro en el pasado,
sí, no se como fue que sucedió, pero estoy sentado en una de las bancas de
concreto de la secundaría donde realicé dichos estudios, estando ahí medité y me di cuenta que no
existía violencia en la escuela, en esos momentos todo lo que hacíamos era
divertido o fastidioso, divertido lo que no era relacionado con los estudios, chocante
las tareas y exámenes. Me dirán que miento, que debió haber burlas y vejaciones.
Probablemente las hubo, lo verdadero es que no las tomábamos con el sentido que
ahora se toman. En aquella época, a quien se le hacia una broma y no la aguantaba,
se le consideraba vieja, así es que mejor la seguíamos y nos divertíamos por
igual, si nos cargaban la mano pues nos aventábamos un tiro y cuates después,
como si no hubiera pasado nada.
Y las drogas, hablo
de 1967, sí se sabía de ellas, algunos hablaban de que se iban al baño a
tomarse sus ciclopales, y regresaban chistosos, eso es lo que recuerdo de las
drogas. Borracheras también había, ¿Qué, no para eso eran las fiestas de quince
años? Si no lo eran, así las recuerdo. Mejor regreso y me dirijo a donde iba;
al futuro, un camino no muy grato, porque se le termina a uno sin saber donde;
nuestro pasado si es preciso.
Por cierto,
aquellos de los ciclopales, ahora son ciudadanos ejemplares. Los ciudadanos
problemas, fueron aquellos compañeros invisibles. Que sólo sabemos que fueron,
porque están en la lista que alguien guardo como recuerdo.
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