domingo, 2 de octubre de 2011

dos del diez


Ya pasaron 57 años desde el crimen de Tlatelolco, y no se ponen de acuerdo los historiadores en el número de víctimas, como si una menos o más hiciera que el asesinato desapareciera.
Fueron unos criminales quienes dieron la orden y también quienes dispararon, no importa el motivo personal de cada uno, queda escrito que fueron y siguen siendo criminales, también son criminales todos aquellos encubridores y protectores de quienes cometieron el perverso acto, incluso aquellos que en la actualidad quieren minimizar el crimen.
En este hecho, los muertos hablan, cada día que pasa sus voces se escuchan con mayor claridad y nos recuerdan por qué debe ser inolvidable el momento. Ahora mismo escucho el bullicio de sus lamentos como himnos que alientan a luchar por nuestros derechos y en contra de las fuerzas antagónicas de la libertad.
Quienes estuvieron ahí y sobrevivieron, saben cómo fue. Quienes no estuvieron, deberían saberlo, hurgar por la verdad y recordarlo como algo que les dio un pequeño pero necesario empuje hacia la emancipación de las masas.
“Dos de octubre no se olvida”
  

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