El otro día vi un video
que alguien colgó en el muro de un amigo, de
un supuesto padre muy molesto por algunos comentarios que hizo su hija en
relación a su familia en ese medio.
Quiero pensar, de
buena manera, que este video es obra de algún bromista que piensa que un padre
debería actuar así. Pero como en esta época la realidad nos a mostrado que
puede ser más cruda que la ficción, supondré por un momento que el video es
verdadero.
Un individuo con
alrededor de quince años es apenas una crisálida en formación, lo que diga o
haga está muy lejos de indicar lo que esta persona será cuando llegue a ser
adulto. Por otro lado una persona adulta mayor de treinta años debería ser muy
madura y responsable, aunque sabemos que esto no siempre sucede y que en los
tiempos actuales la adolescencia llega a veces hasta los cincuenta. Por lo
primero, debemos los adultos ser quienes estemos obligados a mantener la calma
o por lo menos simularla frente a los jóvenes de manera que sientan ellos que
alguien tiene el control. No siempre es posible y a veces hasta el más
tranquilo hace sus panchos.
Este señor del video
de plano no controló o no quiso controlarse y se vio terriblemente mal: como
adulto, como padre y como miembro de una sociedad que se presume de avanzada.
Lo más terrible de
todo es que sacó a relucir la cultura armamentista de su país, al liquidar a
tiros la lap de su hija, todavía
pretende cobrarle a su hija, como los Chinos lo hacen a la familia de los
ejecutados, los tiros con que inhabilitó al dispositivo.
Probablemente el señor no tuvo adolescencia, fue sometido por sus padres; ahora siguiendo ese ejemplo
pretende tajarle sus derechos a su hija.
No todo lo que hizo
su hija estuvo bien pero lo que sí estuvo correcto es el ejercer su derecho de
expresión para protestar, por lo que dentro de su limitado entendimiento pensaba
que le hacían mal, ¡caramba! cuantos padres no quisieran escuchar de sus hijos
una crítica sincera, que les permitiera entenderlos corrigiendo el rumbo a
tiempo, en la relación padre hijo, lástima por este señor que desperdició su
oportunidad. Probablemente
hubiese preferido que en lugar de una nota en Facebook hubiese sido una nota
suicida a un costado del cadáver de su hija.
Queda aquí para la
reflexión.