Recuerdo muy bien aquellas
clases de civismo en la secundaria, no se me olvida el coraje que hacíamos
cuando el Licenciado Arturo Solís, que
era quién nos daba la materia, nos obligaba a aprendernos las garantías
individuales establecidas en la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos. No se me olvida, porque guardé mi
constitución y desde entonces, según suceden las cosas, regreso a ella para
leerla. Recuerdo como él nos explicaba cada una de nuestras garantías; con
detalle, para que entendiéramos los conceptos y las razones de las mismas. A mí
me molestaba estudiarla, sobre todo memorizarlas,
pero me fascinaban las explicaciones que nos daba él.
Ya pasó mucho tiempo de lo que
les cuento, cuarenta y cinco años para ser preciso, entonces también tuvimos
materias como trigonometría y química, ¿Pero quieren saber algo? La química y
trigonometría que estudiamos siguen siendo iguales, la diferencia es quizás que
para los problemas de trigonometría ahora se utilizan herramientas electrónicas
y antes usábamos tablas escritas en papel, en cuanto a la química existen también
algunas herramientas electrónicas para determinar lo que son las sustancias y
los elementos y sus valores.
Salvo el uso de herramientas de punta: la
teoría de la trigonometría y la química sigue siendo la misma, ahora
probablemente conocemos más de la química pero sobre las mismas bases. Por otro
lado, no sucede lo mismo en cuanto a las garantías individuales, ya que desde
el punto de vista químico, éstas, los
políticos modernos las convirtieron en heces, aplicándole modificaciones
ácidas, sin catalizar para evitar denigrar a la sociedad. Desde el punto de
vista trigonométrico le sacaron la cuadratura a las garantías individuales para
que beneficiaran al círculo en el poder.
Curiosamente, parece ser que
solamente a los políticos y abogados les interesan
las leyes mexicanas; y su modificación por mandato, desde luego de los
poderosos. Al grueso de la población no. Creo entender que esto sucede, porque
existe la creencia popular que el desconocerlas los eximen de cumplirlas;
aunque esto último no es cierto. Es por eso que todas las leyes mexicanas se
violan y los violadores se preocupan
solamente cuando resultan afectados.
Regresando a la trigonometría
y la química, aquí, no tenemos de que preocuparnos dado que sus leyes son
inviolables.
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