martes, 15 de mayo de 2012

A comer.




Me senté a comer hoy como cualquier otro día,  desde que nací hasta ahora siempre ha habido que comer, más o menos pero siempre hay comida, durante ese tiempo también siempre he oído que esto y aquello se hace para disminuir el hambre en el mundo; desde luego que es verdad, al menos para quitar la mía, luego me dije, caramba que preocupados son los investigadores del hambre que traigo, pero fíjense que no es de la mía de la que hablan sino que de la del mundo. Pero… ¿cuando inició el mundo a comer?, o mejor dicho ¿desde cuando tiene hambre?
Ya sé, ya sé que existen individuos en algunos rincones del mundo en donde la carencia de comida es significativa, que además durante algunos conflictos la población de esos lugares mueren de hambre, principalmente los niños, sí lo entiendo.
Sin embargo es muy curioso ver como aquí en mi pueblo las personas comen a todas horas, además de que cada día engordan más que los marranos de mi amigo Toño, que los tiene en engorda a fuerzas.
En las fiestas, que son frecuentes aquí, podrá notarse como quedan los platos repletos de comida que los comensales desairan, por causas fútiles. Pero esto no es de ahora, ya desde niño me contaban como personas que habían sufrido hambrunas, a la hora de ir a comer, aún bajo la abundancia, eran muy cuidadosos de no desperdiciar nada. Recuerdo que mi padre no nos permitía desairar nada una vez estuviera en nuestro plato, se comía; cuidado de pedir más y después dejarlo, entonces no había leyes de protección a los menores, desobedecer significaba una azotada de video de youtube.
Pero en nuestro pueblo el desperdicio va más allá de lo que se queda en el plato, una vez que esto llega a la basura termina enterrado en un basurero de relleno sanitario y lo que no quedó en el plato termina en el río de una barranca. Ahora ya, dizque construyeron un tratador de aguas negras, pero no existe ningún proyecto para aprovechar todo el desecho orgánico que llega ahí.
¡Hay fuchi! diría una de mis vecinas cuando le platico como hago la composta y con ella fertilizo mis frutales, ¡¿y se come las frutas abonadas con esa cochinada?!, así está convirtiéndose la población, cada día se aleja más de la naturaleza.
Recuerdo en 1976 que entré a mi primer trabajo, una de las chicas que estaba en el mismo espacio me ofreció un café que preparaba con el conocido noescafé instantáneo, le agradecí diciéndole que yo prefería el café de grano, un compañero que estaba presente quedó sorprendido de lo que dije y me estuvo interrogando para saber de que estaba hablando, por la conversación que tuvimos comprobé, que él ignoraba que el café se obtenía de una planta y que el instantáneo, si tenía suerte, podría ser un derivado de aquella planta. Con este compañero  fuimos a comer a un restaurante donde en la carta, un jugo natural de naranja elaborado en el momento costaba lo mismo que una soda embotellada, yo pedí un jugo y él la soda, le mostré que costaban lo mismo, luego le pregunté de por qué no pedía el jugo natural que era más sano, nutritivo y al mismo precio, me contestó que la soda era más sabrosa.¿?
Entonces pensé que algo sucedía, me di cuenta que yo estaba en una ciudad donde los medios masivos ya tenían muchos años de imponer conductas, por otra parte yo llegaba de una provincia donde estos medios apenas hacían de las suyas, después de tantos años queda comprobado, mi pueblo está en las mismas condiciones que aquellas personas, pocos saben aquí de la comida natural y así es como prefieren las porquerías envasadas por considerarlas mejores, debido a la influencia de los medios. Sin dejar fuera muchas otras conductas que han inducido en mis vecinos, haciéndolos unos consumidores voraces y desperdiciados. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario