jueves, 31 de marzo de 2022

CHONITA.

 



Chonita nació en Chilpancingo, hija de una familia tradicional, desde pequeña sus padres le inculcaron la mecánica de subsistencia del lugar, así fue que desde niña empezó a conocer los métodos para sobrevivir en esta ciudad, desde que aprendió a caminar ya acompañaba a sus padres a todos los mítines políticos; donde comía el Lunch que les daban a todos los acarreados, además de que sus padres recibían algo de dinero por asistir. De esta manera, un político les consiguió un local en uno de los mercados nuevos, que era de donde, vendiendo comida, obtenían parte de su ingreso. Tenían una casita con techo de láminas de cartón acanalado, de esas negras enchapopotadas1, en un terrenito que obtuvieron gracias a que su mamá ayudo a invadir el terreno quedándose a dormir en él hasta que lo ganaron. Chonita estudió en escuelas públicas, y gracias a todos los beneficios que obtuvo debido a su carta de pobreza: el desayuno escolar, una beca de progresa, tarjeta Plan Joven y despensas para su casa, leche Liconsa, ropa para damnificados, etc., logró terminar la secundaria. Después, en la academia, de uno de los partidos políticos, terminó la carrera de cultora de belleza2. Actualmente efectúa trabajos, de su profesión, a domicilio; que es de lo que se mantiene, viviendo en un terreno invadido, donde ella se fue a plantar en una casa hecha de cartón.

La vi, apenas, en la Comercial Mexicana, vestía un pantalón deportivo color gris oscuro; con una blusa blanca, de punto, sin mangas; calzaba zapatos de ésos que regala el DIF; su pelo negro, recogido por atrás en una colita de caballo; en sus orejas, pendientes de perlas falsas. La vi, sin saber yo que era ella, porque me llamo la atención un aparato que traía, en la pierna izquierda, para caminar; posteriormente supe que se lo proporcionaron gratuitamente en el DIF; se estaba comiendo unas uvas; a continuación otras frutas, a sí se fue cambiando de un lugar a otro; después se fue al departamento de panadería, sin carro, lo que demostraba que no fue de compras; iba acompañada de otra mujer, que repetía lo mismo que hacia ella; en la sección de pan, ambas comían del que regularmente proporcionan gratuitamente en una charola, de donde ellas devoraron casi la mitad.

Después supe, que Chonita deliberadamente se lisió la pierna para poder obtener dinero, que el DIF proporciona a los discapacitados; que también se había embarazado, para obtener ayuda oficial como madre soltera; por otro lado me enteré, que acusó de violencia intra familiar a sus padres, cuando supo que, los jóvenes golpeados, eran ayudados por el gobierno; también me enteré, que ya es dueña del terreno que invadió, y que construyó una casa en él con ayuda del INVISUR, un crédito conseguido gracias a la esposa, a la que le arregla el pelo, del director de la institución, crédito que paga como va pudiendo, o no paga, ya que aprendió que el sistema así funciona; a ella le va mejor que a sus padres, ya que cuando hay elecciones, ahora, son más los partidos que pagan y dan cosas en los mítines; además le cobra a todos los candidatos para votar por ellos.

Sus papás, vendieron su local en el mercado; con el dinero compraron dos plazas de empleados del gobierno, no las trabajan; sino, que las subarriendan; también reciben pensión Guerrero.

¡Ahora comprendo!, —Chonita inicia su día almorzando en la Comer; como lo hacen muchos más; ¿aquellos que se alegraron cuando pusieron la tienda? —


Edgar Pavía Miller

Noviembre del 2006

1 Con cubierta de chapopote.

2 Personas que le arreglan a las mujeres: pelo, uñas y cara.

miércoles, 30 de marzo de 2022

LA GORDITA.

 



Ella caminaba como si el tiempo no existiera; su ritmo, por demás lento, causaba tedio en quienes la miraban. Sin embargo a ella no le importaba, siguió caminando cargada con dos bolsas de polietileno llenas de comida. Al llegar a la esquina, en donde se encuentra una farmacia veterinaria, se sentó en el umbral de una de las ventanas; una vez que se sintió cómoda, dejando todos los quilos de su cuerpo sobre sus nalgas, que al recibir el peso se derramaron por todo el umbral, abrió una de las bolsas que traía; lo hizo sin dejar de voltear hacia la calle, como vigilando si alguien la observaba o fuera a llegar por ella, saco una botella de refresco e inicio a tomárselo al tiempo que de la otra bolsa extraía un par de tortas, cuando terminó, casi de un trago, el refresco de un litro, continuó comiendo una de las tortas, masticando de a media pieza por bocado, simultáneamente sacó otro refresco de la primer bolsa y se lo tomó, como queriendo, con él, empujar las dos tortas que ya se había engullido. Dejó los envases de Pet1 en el umbral al igual que las envolturas de las tortas, escondiéndolas detrás de la chambrana saliente del lugar. Volteando constantemente al arroyo de autos, sacó una bolsa de fritangas y un yogur, probablemente es la parte dietética de su almuerzo, como si alguien fuera a llegar y quitárselos se embutió tanto las fritangas como el yogur en un instante, yo que la observaba me dije: —pobre mujer sí no fuera por lo gorda que está yo diría que tiene al menos cinco días sin comer; sin embargo mi sorpresa fue mayor cuando de la bolsa, de donde saco las tortas, ahora sacaba un pollo asado, el cual devoró acompañándolo con otro refresco que aún le quedaba en la otra bolsa. Cuando ya había acabado y estaba repitiendo la acción de la basura llegó una niña, como de once años, delgada, casi desnutrida, a quien la gorda le dirigió las siguientes palabras, al tiempo que de una de las bolsas sacaba una galletita de esas de granola2: —mira te traje esto para que almuerces.

Me dije:

¡al menos se preocupa por la línea de la niña!

No terminaba yo de cavilar cuando se pusieron de pie, las dos, para subirse a una combi3 que llegó frenando, haciendo un chillido con las ruedas y un trueno metálico con la puerta al abrir. Corriendo y ágil, debido a su delgadez, la niña subió inmediatamente esperando junto a la puerta a quien según, yo, era su madre; esta, una vez que estuvo lo suficientemente cerca del transporte, lentamente, más aún de cómo se movió al llegar, intento meterse; cual no seria la sorpresa de los que estábamos presentes al ver que ni empujándola entre todos logramos que entrara. En eso estábamos, sin lograrlo, cuando el chofer de una mixta4 se estacionó y se ofreció para llevarla en la caja por medio pasaje, no quedándole otra opción, la gorda junto con la niña se subieron, claro está con ayuda de nosotros, una vez arriba de la mixta, feliz, se marchó a su casa. Antes de partir se oyó un eructo largo y sonoro como sí se estuviera despidiendo de quienes la ayudamos. La basura se la dejó de propina al de la farmacia.

Edgar Pavía Miller. Septiembre del 2006.

1 Tipo de material sintético, reciclable, con que están hechos algunos envases.

2 Se le conoce como granola al conjunto de granos comestibles como son el cacahuate, avena, etc.

3 Así les dicen a los vehículos de pasajeros aquí en Chilpancingo, Guerrero.

4 Vehículos públicos con servicio de taxi, sólo que son camionetas de caja o de redilas.

martes, 29 de marzo de 2022

PROSPERIDAD.

 


Son las siete de la mañana, es una de esas mañanas de verano, frescas, clima ocasionado por las lluvias de los días anteriores, el aire húmedo entra por la puerta de la terraza produciendo una sensación agradable, con un aroma de limpio, me levanto, me cambio la ropa de dormir: short y playera; por la ropa deportiva: short, playera, calcetas y tenis. Me dirijo a la salida de la casa para correr unos treinta minutos, empiezo caminando hasta la avenida Primer Congreso de Anáhuac en donde continuó trotando rumbo al sur; hasta donde se encuentra la casa de los gobernadores, que es a lo más lejos que llego, sin pararme; de ahí, regreso hasta mi domicilio. Al llegar a la vivienda, miro en la terraza que ya dejaron el periódico y que uno de los perros amenaza con romperlo, me apresuro para evitarlo, entró dirigiéndome a recogerlo, logro salvarlo, me encamino posteriormente, con el diario, al interior de la casa y lo dejo sobre la papelera de la sala para leerlo después de bañarme, camino hacia la cocina donde se encuentra mi esposa a quien abrazo al tiempo que le digo —ya está aquí tu latin lover—, Sin mucho ánimo, pero aceptando el beso que le doy en el cuello, me contesta —está bien viejito—. Subo a la planta alta de la casa donde se encuentra el baño que es en el que acostumbro bañarme, lo hago y regreso a la planta baja; ahora con ropa de calle y limpio para almorzar. Mientras espero el desayuno que me está preparando mi esposa me pongo a leer el periódico; lo desdoblo y en la primera plana a ocho columnas se distingue claramente la leyenda:


Crece A 200 Millones De Dólares Las Exportaciones De Quelites”.


Hace quince años una muchachita muy inteligente, regordeta, de cara bonita; terminó su escuela secundaria con promedio de diez, junto con sus padres y hermanas se fue a vivir para la ciudad de México donde terminó la preparatoria y posteriormente la carrera de biología, de la cual se tituló en la mejor universidad de México. Inmediatamente entró a trabajar en una empresa muy importante de productos agropecuarios, donde uno de sus maestros, que fue quien la invitó, fungía como gerente. Él mismo le consiguió posteriormente una beca para que se fuera al extranjero a estudiar una maestría en genética; la cual terminó con las mejores calificaciones. Sus éxitos académicos fueron el trampolín para quedarse fuera de México, inmediatamente, en la misma universidad que estudio el postgrado, consiguió una beca para estudiar el doctorado en transgénicos. Estos estudios de postgrado, que menciono, los hizo en los Estados Unidos de América, donde también conoció a un joven llamado Juan, que se había ido de mojado1 y que estando trabajando allá, se había hecho experto en el mercado de las hortalizas de aquel país.

Juan, nació en un poblado cercano a Chilapa, aquí en México, en el estado de Guerrero. Miembro de una familia propietaria de tierras de cultivo; pero que por razones propias de la economía del país, ocasionadas por el Tratado De Libre Comercio, no se cultivaban. El era un muchacho inteligente que había estudiado en una de las escuelas de agricultura de la región, y que decepcionado del poco ingreso que producía aquí el campo se fue de ilegal al país del norte, moreno de buena estatura 1.75m, ojos grandes, con mirada dormilona pelo lacio y rebelde, por lo mismo se lo cortaba tipo militar, tenía su cuerpo fuerte y correoso porque desde niño había participado en las faenas del campo. Debido a que uno de sus tíos era profesor de primarias él hablaba bastante bien el español; ya que desde niño su tío se la pasaba corrigiéndolo para que hablara correctamente; además gracias a su tío se aficionó a la lectura lo que hizo que su mente viajara a lugares y culturas que lo motivaron, posteriormente, a que decidiera abandonar su tierra. Pero también a irse formando una mentalidad progresista. Por otro lado, la formación humilde de sus padres le forjó, en su mente, un poderoso arraigo a su tierra.


Decíamos que Juan llegó a conocer el mercado de hortalizas del país norteño y eso lo motivó, para que después de un tiempo de estar en el norte decidiera regresar a México; sobre todo cuando María le platicó que mejorando las semillas por medios transgénicos se podrían lograr mejores cosechas y productos que serían de un contenido comercial alto en países del primer mundo. Cuando María le hizo este comentario, Juan le pidió que le explicara cómo. Ella le dijo: —Primero te explicaré lo que son los transgénicos. Éstos son seres vivos a los que por medio de ingeniería genética uno puede ponerles o quitarles cualidades, en nuestro caso el ser vivo es una planta, los quelites, entonces, por ejemplo: sí quisiéramos que los quelites no se enfermaran de tizón2; lo que se haría es quitarle esta cualidad. ¿Qué cómo? Pues te explicaré, tú probablemente ya que siendo agrónomo debes saber que en las células de los seres vivos, precisamente, en el núcleo de ellas existe algo que se llama ADN, esta parte del núcleo de la célula tiene forma de escalera de caracol, como aquellas que mucho se utilizan en Chilpancingo cuando le agregan un piso a la casita, hechas de pedacitos que realmente son cadenas de moléculas llamadas genes, los genes guardan la información de cómo está formada la planta a la que pertenece. Más bien se puede decir que el ADN es un mapa en tres dimensiones de cómo está construido el cuerpo al que pertenece. Con respecto a los quelites y sobre la enfermedad del tizón, para quitársela primero sería necesario identificar, en el mapa, el gen que la permite; y posteriormente por métodos de ingeniería genética quitarlo o sustituirlo por algo inocuo o útil. Hecho esto el quelite queda resistente a la enfermedad. Así cómo se hace con el tizón se puede realizar con el sabor, el color, la forma, etc.

En los Estados Unidos la población de inmigrantes mexicanos, durante el sexenio del presidente Vicente Fox, había crecido enormemente. Lo anterior fue por que sus políticas económicas destruyeron los patrimonios de los más pobres; o menos ricos, ya que fastidió a familias como la de Juan que aún teniendo tierras no podían lograr ingresos suficientes para subsistir; por que sus cosechas no tenían los precio ni los volúmenes para los compradores globalistas, y los comercios locales terminaron desapareciendo, sustituidos por empresas multinacionales y franquicias extranjeras. Sin embargo algunos productos alimenticios tradicionales seguían siendo preferidos por la población mexicana tanto por la que seguía viviendo en México como por aquellos que habían emigrado.

El crecimiento de la población de los inmigrantes, en el norte, ocasionó, en ese lugar, una transformación en las preferencias alimentarías, por lo que los comercios norteamericanos buscaban proveedores de alimentos latinos. Las tortillas, los quesos frescos tipo costeño, los moles, los nopales, los huauzontles3 y los quelites4 empezaban a ser productos de alto contenido comercial. Hasta aquí se puede concluir que las políticas equivocadas que obligaban a emigrar; indirectamente, empezaban a producir beneficios a los exportadores de alimentos mexicanos así como a los agricultores.


Así fue que cuando María y Juan regresaron a México: Juan se siguió hasta su pueblo a conseguir, entre los que sembraban quelites, semillas criollas de todas las variedades: pipitza y papalo5; para con ellas iniciar un banco de semillas que le permitieran a María preparar sus trabajos transgénicos y poder conseguir los mejores cultivos. Mientras Juan se dirigía a Guerrero María se quedaba en México para ir a reportarse a su trabajo y tratar de deshacer el compromiso que se había echado para sus postgrados; o sea, existía el deber de regresar a trabajar con la empresa o pagar el costo de la beca. Esta última opción, fue, la que consideró María que le acomodaba, por lo que buscó entre sus familiares quien la financiara, claro está, a manera de préstamo. Consiguiendo el empréstito ella podría irse con Juan a sembrar y con las ganancias pagar posteriormente la deuda. Queda bien decir aquí que Juan no regreso descalzo y sin dinero ya que por ser un joven inteligente, trabajador, además que aprendió fácilmente el ingles, logró obtener, su residencia y como consecuencia buenos puestos y bien pagados en Estados Unidos. Por otra parte era ahorrador y por lo mismo regresó con un buen capital que le permitió iniciar su empresa agrícola.


María era la niña que se había ido a estudiar a México y que ya siendo mujer se fue a estudiar sus postgrados a los Estados Unidos. María cuando regreso a su país ya era una mujer atractiva, aún se veía algo pasada de peso, situación que no le desmeritaba debido a que se arreglaba y vestía muy bien, se veía delgada, a la vez que su rostro seguía siendo bello, gracias al arreglo, sus ojos lucían hermosos y seductores.


Cuando María llego al poblado de Juan, éste, ya había iniciado una siembra piloto para obtener su propia semilla, con esta empresa se obtendrían las simientes necesarias para aventarse en grande con los quelites.

Durante el periodo que duraría la recolección de semilla, los experimentos transgénicos y la obtención de la semilla definitiva; Juan, se contacto con las personas correctas para considerar los volúmenes de quelites que le iban a comprar y de esa manera saber que tanto sembrar y cuanta tierra tendría que utilizar. Esto le serviría también para contactarse con sus vecinos para invitarlos a unirse a su empresa de siembra de quelites. Estos contactos fueron importantes debido a que no sólo le proporcionaron las cifras necesarias, sí no que se firmó un contrato donde Juan se comprometía a surtir los volúmenes a cambio de que ellos harían el patrocinio inicial, aquí también existió una cláusula no escrita pero igual de importante donde Juan y María lograrían un transgénico con características muy importantes que posteriormente daré a conocer, pero para disminuir el misterio diré que se llamaría Greengold.

El plan se fue armando, ya tenían considerado sembrar de todos los quelites tradicionales; pero igualmente, de los menos conocidos, consideraron también otros cinco transgénicos que mejoraban el tamaño, forma de las hojas y la cantidad de follaje, incluyendo uno que mejoraba el sabor: tenía un picor ligero a chile jalapeño. Por último el Greengold que les exigieron para financiar el proyecto, — ¡al fin gringos!

Las primeras siembras fueron un atractivo, los campos del poblado de Juan volvieron a verse verdes y productivos; incluso los tres niveles de gobierno, al saber del proyecto, participaron en la construcción de un pequeño aeropuerto de manera que la producción saliera fresca al mercado del país del norte, esta pequeña obra fue suficiente para que los tres niveles de gobierno presumieran: del inmenso apoyo al sector agropecuario; no sin dejar de decir que gracias a ellos el campo de México era ahora rentable. Sin embargo no mencionaron que todos los habitantes de las comunidades participantes se cooperaron para hacer los posos profundos de manera que no fallaran las cosechas por escasez de agua; ni dijeron la gran cantidad de requisitos y restricciones que les pusieron las autoridades hidráulicas; además de las cuotas que se tenían que pagar por el uso del agua del subsuelo. Para evitar que los quelites fueran vetados por las autoridades sanitarias de Estados Unidos se consiguió una certificación Estadounidense del agua utilizada en el riego, de esta manera se evitaba que los quelites fueran rechazados por salmonelosis. Estas primeras siembras fueron de las variedades criollas, y cómo así fue como se acordó; así fue que con ellas, se hicieron las primeras exportaciones. En los siguientes años, una vez que María lograra los transgénicos, se continuarían la exportación de estas variedades.

Antes de continuar me gustaría exponerles como se conocieron Juan y María. Resulta que estando estos dos mexicanos en el país del norte coincidieron un día en una de las grandes tiendas de víveres que existen, allá, en ese país. Ella fue a comprar sus alimentos, como lo acostumbraba casi cada semanas, sin embargo este día, al estar pagando, descuidadamente la cajera dejo pasar mercancía sin anotarla en la caja, acto que fue casualmente visto por los vigilantes de la tienda, lo que movilizó a los guardias a detener tanto a la cajera como a María. Considerando, aquéllos, que entre ambas existía una relación delictuosa, este percance molestó terriblemente a María que con una vos que se escuchaba en toda la tienda rechazaba, no con lindas palabras; sino que con disparates en español, Juan, que en ese tiempo era gerente de la tienda, al oír los pendejos y chingados de María, acudió al lugar del percance, considerando fraternalmente, que uno de sus compatriotas estaba en problemas, todo esto por el lenguaje tan familiar que escuchaba y consideró que sería leal ayudarle. Al llegar al lugar del evento Juan reconoció a María; a quien durante meses atrás ya había visto y cuya belleza lo había dejado prendado de ella; o sea, le gustaba, pero no se había animado a hablarle, con temor a que se malentendiera dado su puesto en la tienda, sin embargo él tenía una flecha clavada en el corazón. El caso es que una vez que la identificó se dirigió a los guardias para indicarles que ella era una clienta asidua y que él no consideraba que pudiera haber hecho lo que pasó de manera deliberada y que posiblemente, todo, sólo fue un descuido de la cajera, a quien también se le podría pasar por alto, con la condición de que no volviera a suceder, porque fue su primera falta en la tienda después de tres años de trabajo. Aparentemente su intervención fue suficiente para acabar con el conflicto. Ya que él era reconocido por su honradez y también por ser una persona muy considerada con todos los empleados. Debemos decir que el percance sirvió para que Juan y María se quedaran conversando un rato; ya que Juan, aprovechando el suceso, le pidió disculpas por lo acaecido; e incluso, yendo más allá, le ofreció invitarla a comer, pidiéndole que ella le dijera el día y la hora, en recompensa del coraje que le hicieron pasar los guardias de la tienda. Así fue la primera cita que inició una cadena de reuniones posteriores y que continuó con un romance que aún existe.

Quiero seguir con el romance, explicando que éste sucedió en el puerto de New Orleáns, en el estado de Louisiana allá en los E. U.. Después de que María y Juan ya habían quedado en la hora y el día de la cita, el lugar escogido por Juan y el cual María aceptó sin remilgo, mostrando al parecer que ella también tenía cierto gusto por Juan. Fue un restaurante flotante que se encontraba en el río Mississipi a donde acudieron faltando poco para la puesta del sol, la especialidad del restaurante era la de comida del mar en donde María pidió unas colas de langosta a la mantequilla Pergot y Juan un guachinango asado a la talla, que le gustaba desde un viaje de prácticas que terminó en Acapulco con sus condiscípulos de la escuela de agricultura, y que de casualidad este restaurante también lo preparaba, ¿quién le copió a quien?

Juan al pedir el pescado, sabiendo que tardaría, aprovechó y le platicó a María una anécdota que recordó y que había sucedido en ese viaje que hizo a la costa grande de Guerrero: —La anécdota—decía Juan —fue con un maestro de botánica quien nos llevó al viaje de práctica, él era muy estricto en su clase, tenía una manera graciosa de hablar y un parecido excepcional a los chicos malos de las historietas de Rico Mac pato6, por lo que los compañeros del grupo le decían pillo, claro está, cuándo él no estaba presente; ya que aparte de ser estricto tenía fama de reprobar a los alumnos por situaciones insignificantes— Continuó, Juan, con la anécdota, diciendo que —entre los compañeros existía un camarada, Isidro, que imitaba muy bien la voz del maestro; al grado, que cuando lo escuchaban le decían que de seguro se había besado con él y de ahí le había quedado la voz similar— Siguiendo con la narración, mencionó, que: —el viaje fue con el propósito de visitar un vivero enorme que existía en la costa grande7; y cómo nos dijeron que allá nos iban a proveer de habitaciones y comida, nadie se preocupó, dado que como para todos es conocido el calor que hace en la costa, ni por equivocación previmos que fuera hacer frió, por lo que ninguno llevo ni comida, ni cobijas, bueno, sólo la ropa que llevábamos puesta y alguna muda extra, el caso fue que una vez que estuvimos ahí nos mostraron donde dormiríamos y resultó que sólo eran unas palapas8; con hamacas, sin paredes; sólo el techo, de hoja de palmera, para cubrir el sol durante el día. Llegó la tarde, después de conocer el vivero y de que el maestro nos dio sus observaciones y cátedra, cada quien se acomodó en su hamaca, solamente que al iniciar a oscurecer los mosquitos empezaron a comer, aunado a un enfriamiento producido por los aires de la temporada de lluvias; hizo, que poco a poco nos fuéramos a refugiar al autobús, todo lo que sucedió fue protegido por la oscuridad de la noche con cielo nublado, lo que significaba que no se distinguía mucho— Siguiendo Juan su comentario: —resulta, que a manera que íbamos llegando al autobús, los jóvenes, empezaba el relajo en el camión, nadie se dio cuenta que el maestro fue el primero en meterse al autobús y que estaba acostado en los últimos asientos del mismo, Isidro aquel joven que lo imitaba se encontraba en los asientos cércanos al profesor, cuando el ruido del relajo fue creciendo el profesor nos gritó con sus voz característica: —ya cállense jóvenes no dejan dormir— fue razón suficiente para que todo el grupo, pensando, que era Isidro, el que hablaba, empezaran a gritarle todo tipo de consignas burlonas, aludiendo al profesor, incluyéndoles el apodo de pillo. Como aquella consigna en donde alguien le grito al final —pinché pillo te crees muy chingón y de seguro sigues afuera sufriendo con el frió y los mosquitos, a lo que el maestro parándose y caminando hacia fuera del autobús, con ganas de orinar, nos contestó: —a ver que listos son para el examen, ya que al camión fui el primero en entrar– Concluyendo Juan con la anécdota: —el día del examen, sólo pasó uno, todos reprobaron, el que pasó, fue porque ese día del suceso no estuvo en la práctica—.

Todavía no les servían sus platillos, a María y Juan, cuando en el horizonte se miraba un ocaso rojizo, fue el momento más romántico que encontró Juan para decirle a María que le gustaba y que desearía seguir saliendo con ella, María con una sonrisa alegre, producto de la risa que le ocasiono la anécdota, y un poco desconcertada, pero a la vez halagada, dejando una pausa en silencio que a Juan le pareció eterna; pero que posteriormente, cuando contestó, qué sí, le causó un espasmo de alegría en todo el cuerpo. Esta cita definió una relación que maduraría con el tiempo debido, sobretodo, al amor que cada uno le tenía al otro.

Ya había logrado María sintetizar los transgénicos, incluso se publicaron en una revista del “Instituto De Investigaciones Agropecuaria”, todas excepto la de Greengold, esto debido a que cuando publicó las primeras, SAGADRPA,9 exigió que se les diera todo el procedimiento para la obtención de los transgénicos, argumentando que la norma así lo exigía y que sino los entregaban no se permitirían sembrar, de esta manera para proteger el secreto de Greengold, María, entregó todos los procedimientos incluso uno de Greengold, pero que no era el verdadero, sólo parte del original, en el cual no iba la consideración más importante y secreta de la verdura, además, ella, inteligentemente patentó todos en la oficinas de patentes de los E. U. A. De la misma manera, cuando la revista le pidió los datos para publicarlos, ella, omitió los de Greengold; apartando de esta manera, del alcance de los científicos, a esta variedad. Todas las instituciones oficiales dieron premios a María por sus logros, ninguna, incluso su escuela profesional, quería quedar fuera del crédito.

Se inició el sembrado, cultivo y cosechado de Greengold, se exportó la primera remesa a los Estados Unidos, la cual fue muy bien recibida por sus compradores y socios, quienes satisfechos con el producto inmediatamente pagaron la remesa y solicitaron se duplicara para la siguiente vez. Este escenario se repitió remesa tras remesa permitiendo a Juan y María liquidar sus deudas inmediatamente y financiar, casi en todo el estado, el cultivo de los quelites. Que ya estaban siendo exportados a todo el mundo, sin que nadie se diera cuenta, Greengold, era la más exportada. Sin embargo en los comercios de hortalizas, extrañamente, no figuraba. Esto no era conocido por otras personas que no fueran Maria, Juan y sus socios norteamericanos; pero no los tenían preocupados porque ellos sabían desde un inicio que así sería.

Al inicio de las siembras, principalmente, cuando empezaron aumentar las exportaciones, tuvieron algún problema con los labriegos debido a que muchos se iban a los Estados Unidos y por lo mismo no se conseguía personal para levantar las cosechas; sin embargo dado la buena paga, incluso, superior a la que pagaban en los campos de Estados Unidos, empezaron a proliferar polleros en el otro lado, que traían gringos a trabajar al campo mexicano, quienes por el afán de ganar mejor y a la vez pasar los fines de semana en Acapulco; que era parte del paquete de trabajo, se enlistaban para cruzar la frontera.

Algo que sucedió y que conviene narrar fue el siguiente hecho: Unos jóvenes norteamericanos que caminaban por una de tantas carreteras que existen en gringolandia10 se toparon con uno de los empaques de la Greengold, que accidentalmente cayó de uno de los camiones que la transportaba, como el lugar era algo desértico los quelites estaban deshidratados completamente, uno de los chavos,11 al abrir el paquete, que dice: —oye, ya te fijaste, esto que está en la caja parece mota, ¿será?—. No perdieron el tiempo, que cogen la caja, se internan en el campo y se pusieron a forjar; cuál no sería su sorpresa que la Greengold eran quelites transgénicos convertidos en marihuana, tenían la apariencia solamente física del pápalo sin embargo todo lo demás era cannabis índica (marihuana); o sea, realmente era marihuana transgénica. María le había puesto un disfraz muy eficiente que durante los últimos diez años había utilizado y con él había inundado de mota a los Estados Unidos sin que nadie lo notara. Incluso estos jóvenes ni consideraron siquiera que la caja pertenecía a la droga; sino que sólo la habían echado ahí para transportarla, ellos la vaciaron a sus mochilas y hicieron una fogata con la caja mientras se fumaban lo forjado convencidos de que era marihuana original. Cuando en una ocasión los gringos debido a la gran afluencia de divisa que producían los quelites, hicieron una confiscación de ellos en los mercados de hortalizas para tratar de encontrar residuos tóxicos procedentes de plaguicidas, con la intención de vetar su comercio respaldándose en esa contaminación; como la Greengold no se vendía en los expendios mencionados no fueron capaz de detectar el disfraz ni tampoco impedir los envíos debido a que en los quelites no se aplicaban plaguicidas, ya que su genética estaba modificada para ahuyentar las plagas. Sin embargo, María, después de este suceso, por indicación de sus clientes, agregó un gen más a la Greengold; de manera tal, que si este quelite fuera sometido a las pruebas el gen agregado inhibiría los reactivos y la pasaría exitosamente.

El contrato que Juan tenía con los gringos para producir la Greengold se había extinguido e incluso por una buena cantidad de dólares María les había entregado, a sus patrocinadores, todo el proceso y los derechos para su explotación, ellos, ahora son los que entregan la semilla a los campesinos que la siembran. María y Juan, actualmente, sólo producen la semilla del resto de los transgénicos, las cuales se venden en todo el mundo bajo la marca Quelimex Seeds.

Nadie sabía, más que María, Juan y sus socios, el secreto de Greengold. ¿Qué cómo lo se yo?; pues... por que yo soy Juan.

Edgar Pavía Miller;

Mayo del 2006.

1 Es una manera de nombrarle a los mexicanos que cruzan el río Bravo de manera ilegal.

2 Enfermedad muy común que se presenta con manchas negras en las hojas, parecidas a quemaduras; de ahí el nombre común de tizón. Generalmente son producto de infecciones ocasionadas con diferentes microorganismos.

3 Tipo de hortaliza que se come freída capeada con huevo y sumergida posteriormente en caldillo, principalmente la floración de la planta.

4 Verdura de hojas aromáticas que se comen frescas como la lechuga o en taco con la tortilla y sal. Solo que la población le da valores afrodisíacos y de poder físico.

5 Estas dos variedades son las más comunes.

6 Aquel personaje de los cuentos del pato Donalt del gran caricaturista norteamericano Walt Disney.

7 La costa del pacífico en el estado de Guerrero se divide en dos, que son: de Acapulco al norte como costa grande y de Acapulco al sur costa chica.

8 Se le llama palapa a un cobertizo hecho de hojas de palmera de coco.

9 Sector de agricultura, ganadería, desarrollo rural, pesca y alimentación

10 Manera que tengo de decirle a los Estados Unidos desde que estaba en la vocacional. Por ahí de los 70.

11 Así le decimos a los jóvenes por acá.

lunes, 28 de marzo de 2022

LUCIO.

 


Lucio nació en la capital del estado de Guerrero, en Chilpancingo, cuando aun era un pequeño poblado, como muchos de la república mexicana, nació en el hospital civil, y nunca fueron a recogerlo sus padres naturales; ya que su madre no tuvo para pagar la pequeña cuota que le pedían por gastos de recuperación del parto, el padre ni siquiera se presento a conocerlo. Para evitar el problema de conseguir el dinero, la madre, con el pretexto de ir al baño, se escapó del hospital.

Una enfermera se lo llevó a su casa, pero cuando Lucio cumplió cinco años se fue de la casa por que a su corta edad tenía más quehaceres domésticos que tiempo para jugar. La enfermera no hizo cosa alguna por buscarlo ya que nunca lo adoptó legalmente y pues tuvo miedo de que al reportarlo como perdido se descubriera el como se lo quedó y eso le ocasionara problemas legales.

Andando por la calle, Lucio, conoció a otros niños, igual que él, a los que se les unió; esto le sirvió, ya que de ellos aprendió hacerse de dinero pidiendo para su torta a las personas que veía en la calle, por las tardes se quedaban todos los chamacos a dormir en una casa abandonada en una colonia de la periferia de la ciudad.

A su escasa edad se dio cuenta que si juntaba dinero del que le daban para su torta, podía comprar una caja de chicles como lo hacían los niños más grandes, y de esta manera venderlos para sacar más dinero; eso, fue lo que hizo, por lo que se vio obligado a aprender hacer cuentas para que no lo engañaran los clientes o la mujer de la tienda que le vendía los chicles; esa advertencia fue la que le dijeron los demás niños con los que vivía: –cuídate de la vieja, que es bien tranza1.

Fueron algunos años, de los que vivió de la venta de los chicles, y fue de ese modo que cuando pasó un día por una escuela pública en donde había una inmensa cola, aprovechando la aglomeración se quedo un rato vendiendo; sin aguantarse la curiosidad, de saber para que era la cola: preguntó. A estas alturas ya Lucio tenía ocho años y nunca había asistido a una escuela, cuando una de las personas que le compró chicles le dijo, respondiendo a la pregunta de Lucio, que la cola era para los que querían estudiar. Inmediatamente, sin más ni más, se formó al final de la cola con el rostro iluminado de felicidad, desde su posición siguió vendiendo chicles.

Después de una noche entera y con una hambre terrible por ahí de las doce del día siguiente le tocó su turno para inscribirse, le pidieron sus documentos los cuales era obvio que no los llevaba, sin embargo tuvo la suerte de que la maestra, a la que le llamaban Juana, que lo atendió le tuviera consideración y le dijo:

Mira, dame tu nombre y antes del primero de septiembre que inician las clases me traes tus papeles–.

¿Ahora dime como te llamas?

me llamo Lucio

¿Lucio qué?

¡Lucio!

¿Y tu mamá?

No tengo

¿Y tu papá?

No tengo

Bien, te voy a poner Lucio Juárez Sánchez, ¡qué no se te olvide! Vienes el martes a las dos para que me acompañes al ayuntamiento a conseguirte un acta de nacimiento.

El martes a las dos en punto, Lucio, fue con la maestra al ayuntamiento donde la profesora conocía al presidente municipal quien amablemente ordenó, en el registro civil, a una persona que le hicieran el acta a Lucio, esta persona sacó un libro empolvado de un anaquel de madera asegurándose antes que fuera de por ahí de la fecha aproximada del Nacimiento de Lucio, para esto: sacó el libro, le quitó el polvo del lomo y leyó la fecha escrita: año del 1958. Luego, sobre una hoja cancelada, borrando lo anulado, escribieron el acta de nacimiento de Lucio, con todos los datos falsos de sus ancestros, utilizando tinta de la misma con la que ya tenía escrito otras actas el libro. Posteriormente le imprimieron cinco copias en papel que con anterioridad el mismo Lucio fue a pagar a la tesorería, le aconsejaron que cinco porque de esa manera ya no tendría que regresar a sacar otra, de esa manera se evitaría problemas futuros. La maestra, a partir de ese momento fue su tutor y ella misma le guardaba todos sus documentos escolares.

La profesora Juana era una mujer de edad madura que por azares del destino había quedado soltera, a pesar de no ser una mujer fea nunca se le conoció novio ni marido y tampoco tuvo hijos; sin embargo era muy querida por los pobladores porque se distinguía por el cariño y dedicación con que enseñaba a los niños, aún aquellos a los que les costaba trabajo aprender.

Gracias a la profesora Juana, Lucio entró a estudiar a la primaria en donde con la ayuda de la venta de chicles consiguió terminar, incluso con promedio de ocho, sus seis años de primaria.

Conocí a Lucio precisamente cuando estudiaba la primaria, a de haber tenido uno diez años cuando se me acercó; vestía con ropa algo sucia y rota; toda su apariencia era desaliñada y relativamente sucia aunque lo sucio se parecía a la suciedad de las personas de las películas o sea una suciedad sobre lo limpio, ofreciéndome chicles con una sonrisa agradable, tierna y con una expresión en su cara que aún a la persona más suspicaz convencía, era de tez blanca, traía su pelo despeinado pero a pesar de las manchas de suciedad en la cara se veía limpio, le compré varias cajitas y le pagué deliberadamente con un billete de baja denominación, me asombró la facilidad con que hacia las cuentas, mi hijo era de la misma edad y se le dificultaba saber dar o recibir cambios, le pregunté sí iba a la escuela; ya que el encuentro fue durante las horas de clases; me contestó que iba a la primaria de la tarde, luego le pregunté que sí tenía papá, me contesto que no, le pregunté por la mamá; entonces me dijo que ella se quedaba en su casa vendiendo a su hermana mientras él vendía los chicles, me dio mucho coraje, pensando sinceramente que era verdad, sin darme cuenta que ya a esa edad aprenden a decir las mentiras necesarias para lograr hacer de las suyas.

Cuando Lucio terminó la primaria él había conseguido que un diario local le permitiera vender sus periódicos; así que vendiendo el “Diario” y limpiando parabrisas en la esquina ya se mantenía sus estudios de secundaria, la cual terminó en una de las públicas con promedio de nueve, un maestro que lo admiraba le consiguió una beca y con la beca, vendiendo periódicos y limpiando parabrisas se metió a una de las preparatorias públicas de la ciudad.

En la preparatoria conoció a otros jóvenes, diferentes con aquellos de los que vivían en la calle, ellos lo invitaron para afiliarse al partido político más importante en ese momento, a él le pareció interesante la propuesta y junto con los jóvenes a quienes ya incluso les decía amigos se afilió. El haberse allegado al partido le permitió conseguirse una chambita en una de tantas oficinas de gobierno, lo que le facilitó terminar con éxito sus estudios de preparatoria con excelentes calificaciones. Para entonces, Lucio, ya ganaba lo suficiente para rentar un pequeño cuartito y a pesar de que trabajaba en el gobierno él seguía con la venta de periódico.

Una vez que terminó la preparatoria todos los allegados a él lo animaron a seguir sus estudios en la universidad, además el estar en el partido político lo motivó, porque se entusiasmó con la posibilidad de seguir una carrera política, por lo cual sin dudarlo mucho se inscribió a la facultad de leyes.

Combinaba su estudios, con el trabajo, y aun así se daba tiempo para asistir a las asambleas del partido. También se aficionó a la lectura así fue que cuando leyendo a Aristóteles:


El Gobierno es el supremo poder del Estado, y éste debe constar o bien de un solo gobernante, o de unos pocos, o de la masa de los ciudadanos en los casos en que el gobernante, los pocos que gobiernan o los muchos lo hagan con miras puesta en los intereses comunes; estas constituciones deben necesariamente ser justas, mientras aquellas que orienten su administración con la mira puesta en el interés privado de uno, de pocos o de muchos son desviaciones.2


Y luego comparando lo leído con lo que escuchaba en el partido empezó a dudar del instituto. Sin embargo no se arrepintió de seguir estudiando y leyendo, pero desde ese momento se fue interesando más por lo que los que gobiernan hacen y comparando con lo que leía. Siguió, junto con los libros escolares, leyendo a otros como fue Santo Tomás de Aquino que dijo:


Pero para que las leyes humanas sean justas, les son indispensables tres condiciones: que sean dadas en vista del bien común; que no excedan la autoridad del legislador; que repartan las cargas entre los sujetos, proporcionalmente a las fuerzas de cada uno, y a las exigencias del interés general.3


Vio que estas personas reconocidas como sabias decían cosas que no cuadraba con la realidad; mas aún cuando sus compañeros de partido hablaban de democracia; pero a la vez en temporada de elecciones, cuando Lucio se unía a las brigadas, se daba cuenta que lo que realmente se hacia con ellas era comprar los votos, en esos momentos el seguía recordando a Santo Tomás de Aquino:


A un pueblo equilibrado, serio, que se preocupa por el bienestar público, puede convenirle una ley que le permita elegir por sí mismo sus magistrados; pero si ese mismo pueblo se corrompe poco a poco, trafica con los sufragios, alza al poder sujetos degenerados y criminales, será entonces muy legitimo privarle de ese poder del cual abusa, y confiarlo a algunas gentes de bien.4


En el ambiente del poblado donde vivía Lucio, el que alguien del pueblo fuera condescendiente con las personas en las buenas o en las malas eran casos excepcionales siempre se hablaba mal del que triunfaba y peor del que no lo hacía. Haciendo un recuento de lo que había vivido en el poblado hasta ese momento recordó lo que en uno de sus diálogos dijo Platón:


Creo yo pues que cuando uno cualquiera de los ciudadanos experimente algo bueno o algo malo, la ciudad que establecimos hará suya esa circunstancia y toda ella se regocijará o sufrirá con él.5


Este tipo de comparaciones fueron parte de su formación profesional y de su ideología política durante el tiempo que duraron sus estudios sobre todo pensamientos como el de Cicerón:


Recordemos que también debe observarse la justicia para con los últimos de los hombres. Y la última condición y la más baja fortuna es la de los esclavos, a propósito de los cuales no enseñan mal quienes prescriben que hay que servirse de ellos como mercenarios: exigir el trabajo y pagar lo justo.6


Sobre todo que en este lugar donde vive Lucio existen individuos que son tratados peor que como Cicerón proponía para los esclavos.

Lucio, terminó su licenciatura titulándose inmediatamente y a través de sus enlaces en el partido logró un mejor trabajo que le permitió dedicarse más a la política, dejando por fin la venta de periódicos.

A estas alturas ya había leído a la mayoría de los pensadores importantes que habían existido en el mundo dándose cuenta que en la política se seguía aplicando a pie juntillas los pensamientos de Nicolás Maquiavelo:


Un príncipe no tiene, pues, más que vencer, y mantener su Estado; los medios de los cuales se servirá se encontrarán siempre honestos y loables, pues el vulgar se queda siempre en la apariencias y no juzga más que por el éxito; el mundo es todo vulgo, y el pequeño número no muestra más que cuando la multitud no sabe sobre quién apoyarse7.


Por estos tiempos falleció la profesora Juana, él asistió a sus funerales donde como era costumbre, aquí en el pueblo, la acompañaron profesores y alumnos de la escuela primaria, sin embargo él mismo escuchaba en el velorio como las personas cuchicheaban chismes relacionados con ella. Para él fue un golpe duro debido al cariño que le había adquirido; sin embargo una vez que fue enterrada él dejo de frecuentar la casa de la profesora Juana. Fue para recoger tan solo los documentos de su propiedad, que la profesora le tenía guardados, y nunca mas regresó a visitar a los familiares ya que ellos eran los que más rumoraban con respecto a ella, incluso un romance con Lucio, que obviamente nunca existió.

Pasando el tiempo, Lucio, empezó a dedicarse a defender en los jugados a personas que estaban endeudadas y que debido a los intereses no podían pagar, el trabajo le creció considerablemente cuando por un error presidencial todos aquellos que tenían préstamos contratados con los bancos se encontraron con esta situación, Lucio en todos sus casos siempre sacaba a relucir lo que uno de los iniciadores del capitalismo “Juan Calvino” decía:

Que no se exija el interés a las personas necesitadas, pues no es justo obligar a pagar intereses a un hombre en miseria; y quien recibe un préstamo a interés debería a lo menos producir tanto para sí mismo por su trabajo, cuanto da a quien le presta.8


Resolvió muchos casos a favor de los deudores, sin embargo siempre se enfrentó a lo corrupto de los jueces y agentes de los ministerios públicos.

Como por acto de magia, Lucio, desapareció del poblado, que ya para estas alturas era considerada ciudad, nadie supo que sucedió con él, algunos de sus amigos decían, que él algunas veces había comentado que sería bueno irse a otro país, organizarse y regresar, para derrocar a los que gobiernan, que decía: –que todos los partidos políticos son lo mismo; que todos funcionan como uno solo; junto, con todos los institutos que los regulan; y que todo esto se hace sólo para proteger interese ajenos a los mexicanos–. No se volvió a saber de él sin embargo muchos de aquí, que platicaban y convivían con él, piensan que pronto podría regresar: hacer realidad aquello que en algún lugar platicó.

Edgar Pavía Miller / junio del 2006

1 Así le dicen aquí en Chilpancingo a los tramposos y ladrones.

2 (Pol., III, 5.) Obtenido de “introducción a la filosofía del hombre y de la sociedad”; Fernando Torre L y Miguel Ángel Zarco N.;Editorial Esfinge, S. A.;México

3 Misma obra ref.1.

4 Misma obra ref.1.

5 (república, V, 10.) Obtenido de “introducción a la filosofía del hombre y de la sociedad”; Fernando Torre L y Miguel Ángel Zarco N.;Editorial Esfinge, S. A.;México.

6 Misma obra ref.1.

7 Misma obra ref.1.

8 Misma obra ref.1.

sábado, 26 de marzo de 2022

¿DROGAS?

 



Con pompa y platillos se anunció el “Encuentro Mundial De La Drogadicción”; en él participarían los representantes de los gobiernos más poderosos del mundo y los científicos más prestigiados y conocedores del tema, el propósito de este encuentro es para que de una manera definitiva se termine con el uso indebido que da el hombre a las sustancias adictivas1 y de esta manera acabar con el problema de la drogadicción.

Las mesas de trabajo ya estaban preparadas, en ellas cada científico llevaba el estudio de las sustancias que mostraban características adictivas y los daños que ocasionaban a los individuos que las consumían.

El primer debate, lo tuvo el alcohol, sustancia que fue atacada por el daño que ocasiona, principalmente, al hígado, incluyendo daños menores y graves al estómago; del mismo modo de cómo influye en la pérdida de células nerviosas; también se consideró, de manera amplia, los daños en el entorno social del alcohólico.

La sal, siguió: ¿Qué?, dijeron los representantes políticos, la sal no es una droga insistieron. El científico que presidía este debate objetó diciendo que la sal era una de las sustancias más adictivas de todas y debido a que era de uso libre casi todos los humanos la consumían directamente y todos de manera indirecta además agregó que los adictos a ella la consumen en cantidades que prontamente; incluso, más rápido que el alcohol terminaba con la vida de quien la consumía principalmente por el daño que ocasionaba al corazón, hígado y riñones lo que provocaba el mayor número de infartos, cirrosis y insuficiencia renal.

Dentro de cada ponencia, un médico joven, que no tenía una popularidad ganada a pesar de sus grandes conocimientos: que fueron los que le permitieron ser uno de los participantes, trataba de intervenir, pero el moderador como no lo conocía evitaba darle la palabra.

Continuaron hablando los ponentes: de las drogas heroicas, la cocaína, las anfetaminas y otras drogas químicas incluyendo el LSD, el crac y la ketamina; incluso de los anabólicos esteroides. También hablaron de las menos perjudiciales como la marihuana, y el peyote. O sea, de todas las prohibidas.

Sin embargo, cuando otro de los genios hizo referencia al azúcar, volvió la cara de asombro de los presentes. El azúcar, dijo, es una sustancia que provoca adicción en las personas desde que son bebés y con el tiempo su consumo es creciente, provocando que el cuerpo vaya dejando de funcionar hasta morir relativamente joven.

Mientras tanto aquel médico joven que intentaba participar se había chocado de pedir la palabra y prefirió esperar hasta la mesa redonda de discusiones para intervenir.

Cuando, un ingeniero, participó; mostrando una droga que nadie en la concurrencia consideró que lo fuera, incluso le tacharon de profano y desconocedor del tema; sin embargo, con calma de sabio, les contestó diciendo que uno de los síntomas principales del adicto es negar que la droga sea mala y que el que todos se molestaran era sólo una señal de que los presentes ya eran adictos a esta terrible droga. Continuó dando una lista de todo lo peligroso que es el consumir automóviles, tanto para el que lo consume como para todos los demás individuos a su alrededor. No logró convencerlos ya que en verdad sí eran adictos, todos, al automóvil y no iban aceptar que lo eran.

Más polémica se ocasionó cuando se habló de la droga del siglo veinte “la televisión”; fue tal el enojo de algunos, principalmente aquellos patrocinados por empresas globalistas, que se retiraron durante la exposición para no verse comprometidos en su imagen. Regresando al debate cuando terminó. Las empresas televisivas que tenían los derechos de trasmisión de la cumbre optaron incluso por dejar de trasmitir, aún sabiendo que sólo se estaba grabado y no enviando en directo.

Llegó el momento de las conclusiones, donde todos ofrecieron propuestas para solucionar el problema, proposiciones que iban desde prohibir todas con castigos mayores a los actuales hasta acabar con los países que las producían. Después de una terrible guerra defendiendo sus tesis y argumentos; descuidadamente el moderador le cedió la palabra al joven médico, quien con palabras tranquilas pero firmes les dijo a todos, las sustancias y cosas que son adictivas lo son por el exceso en su uso y la falta de conocimiento de como actúan. Entre menos cultura sobre dichas drogas se tenga y sobre sus efectos; así como de sus beneficios si son consumidas con moderación, más será el uso desmedido que se haga de ellas y como consecuencia terminaran matando al que las use. Entonces, si nos dedicamos más a que la gente conozca lo que tienen en su entorno; este ambiente en lugar de ser malo para él, será de su beneficio. Se puede concluir, por los debates, que las drogas más malas son aquellas que más se desconocen, porque si los que las usan conocieran todo lo malo que son no empezarían a consumirlas, sin embargo de esa manera afectarían los intereses de los grupos más poderosos del mundo. Por otro lado las otras, como son: la marihuana, que no es tan mala, la han desprestigiado por décadas debido a que su consumo beneficia a grupos antagónicos a los poderosos; a pesar que es menos consumida que la televisión que es mucho más peligrosa y de cuyos males sólo se sabe si se investiga en documentos muy escondidos y no tan promocionados. Además estas drogas, como la televisión, cada vez son menos estudiadas como drogas, debido a que los que pueden pagar las investigaciones están involucrados en promover su consumo. La despenalización de ellas es otro factor importante, ya que el que estén penadas es parte del por que se vuelven más peligrosas ya que por el sólo hecho de escapar de la ley puede ser razón suficiente para provocar la muerte.

El encuentro terminó como todos los otros encuentros mundiales, solamente con un documento en el que todos firman para hacer algo que no soluciona nada, esto debido a que los drogadictos difícilmente quieren terminar con la drogadicción. Todos después se dedicaron a desprestigiar a los que atacaron aquellos adictivos de los que eran adictos los ponentes. Para eso utilizaron todos los recursos de los grupos poderosos, aquellos consorcios que se benefician, precisamente, del consumo de las drogas.

A pesar de que la mayoría estuvo de acuerdo, que hábitos como el de ver películas pornográficas y utilizar el Internet pueden se adictivos, nunca pudieron aceptar que la televisión y el automóvil lo fueran.2

Somos adictos de una gama fantástica de costumbres, asociadas a objetos de uso común, que nos convierten en dependientes de ellos; no porque tengan sustancias adictivas; sino porque el humano produce esa condición, y su cerebro las sustancias”.

1 Los animales no pueden llegar a ser adictos. Los efectos de las sustancias adictivas resultan bastante similares a las producidas a los hombres, sin embargo los animales prefieren rechazar las sustancias si se les da la opción de hacerlo. “la Conducta Adictiva”; Vincent P. Dole; Investigación y Ciencia no-53; Febrero 1981.

2 Ver apéndice, si quiere comprobar su adicción.

viernes, 25 de marzo de 2022

INCERTIDUMBRE.

 



Eran las siete de la mañana de un día 10 de mayo, en este año el día cayo en miércoles. Mi mujer me pidió que la acompañara a dejar unas flores a alguien a quien ella ama. Así lo hice y nos encaminamos al lugar de la reunión; este lugar, se encuentra donde termina ¿o inicia? la calle de Morelos, y sí ahí termina, entonces diremos que nace justo en la plaza central de Chilpancingo, de ahí al lugar son sólo cuatro cuadras y la tercera es una tremenda pendiente, de bajada, de casi sesenta grados, al fondo se mira, a través de las ramas, de uno de los pocos amates que sobreviven en la ciudad, la entrada del lugar. En el dintel del frontón de la puerta se puede leer una leyenda que dice “descúbrete ante la augusta paz de nuestros muertos aquí donde terminan las ambiciones humanas” . Mi esposa y yo, no llegamos por el camino descrito pero quise mencionarlo debido a que los que residen aquí, por lo general, esta es la ruta que siguen y siempre lo hacen acompañados, aún los solitarios, por un tumulto de gente. Nosotros tomamos una ruta relativamente nueva y es aquella por la ribera del río Huacapa, que desde que hicieron este acceso dejo de ser río el Huacapa y ahora sólo es un canal al que le nombran, debido a las vialidades en la ribera, paseo Alejandro Cervantes Delgado, que al construirlas destruyeron la ecología ya de por sí muy precaria del río. La población lo prefirió así, parece ser, realmente ni se sí se los preguntaron; conmigo no lo hicieron.

Al fin llegamos y atravesamos la puerta al mismo tiempo que muchas personas lo hacían, no me descubrí, porque supuse: que debido a lo antiguo del letrero, se referían a quitarse el sombrero, pero como ahora son pocos los que lo usan; y yo no soy uno de ellos, pues no tuve que hacerlo, y los que sí lo usan no leen y por lo tanto tampoco lo hicieron, continué caminando al lado de mi esposa hasta donde ella tenía que dejar las flores. En el camino escuche la música de un grupo de mariachis tocando aquella canción que dice “amor eterno...” de aquel compositor1 más conocido por sus preferencias sexuales que por la calidad de sus composiciones. Junto a los mariachis estaba sentado, con los ojos llorosos y mirada perdida, un hombre: con botas de piel de culebra; pantalón de mezclilla, detenidos con un cinturón de hebilla tipo Fox: con una herradura y una cabeza de toro; su camisa, de rayón negra, abierta del cuello hasta el pecho; mostrando colgada de su cuello: una cadena de oro, con un crucifijo del mismo material. Probablemente la música que está tocando el mariachi ni le guste a él. Incluso cuando alguna vez escuchó que su madre la oía, él le a de haber reclamado: –ya amá como le gusta oír a ese maricón2 mejor hay que poner la banda del recodo–, pero ahí estaba quizás arrepentido de eso y de otras muchas faltas que hubiera no querido haberle hecho a su madre; o probablemente con la música quisiera levantarla para poderle decirle que la quiere ya que nunca se lo dijo; sin embargo, los muerto ya no oyen, ni perdonan, porque están muertos.

Ya llegamos al lugar, mientras mi esposa hacía lo que vino hacer; yo, parado observaba a una señora joven con un niño de aproximadamente seis años; de aspecto humilde con ropa desgastada y descolorida, cargando un ramo muy grueso de flores de zempasúchitl; caminando por una de las pocas veredas que tiene este lugar, probablemente dirigiéndose al lugar donde enterró a su madre, se le miraba el esfuerzo físico que hacía al cargar el manojo de flores, tal vez atrás de ese rostro triste dentro de su cabeza llegaban aquellos recuerdos donde su madre le pedía que le ayudara a cargar algo y ella la reprendía diciendo: –pérate amá, no ves que estoy mirando la novela–. Tal vez al llegar, a la lapida bajo la que se encuentra, quisiera ver a su madre pidiéndoselo de nuevo para con una sonrisa decirle: –sí mamita ahora mismo–. Sin embargo el tiempo sigue un solo sentido y sólo se vive una vez.

Así regresé, a mi casa, del panteón, no todos regresan; yo sí, con mi esposa y con esos recuerdos.

10 de mayo del 2006

Edgar Pavía Miller.

1 Juan Gabriel.

2 Aquí les dicen así a los homosexuales.

jueves, 24 de marzo de 2022

SOLAMENTE

 

De repente abrí los ojos, me di cuenta que estaba acostado en mi cama sin recordar como llegué ahí, enfrente se miraba la puerta del cuarto que da a la terraza; las persianas, cerradas, dejaban pasar líneas horizontales de luz provenientes del alumbrado público, un silencio sepulcral, indicaba que estábamos entre las 2 y tres de la mañana. Volteé a ver a mi derecha para ver sí por la ventana lograba mirar al exterior pero solamente volví a ver el mismo patrón horizontal de luz que aquel de la puerta. Mirando al techo, queriendo recordar la noche del día anterior, me quede un momento meditando, con el sueño completamente perdido y por dentro de mí me dije: –debe ser más temprano–, giré a mi izquierda para ver a mi esposa pero no se encontraba en la cama, más confundido, pensé, al tiempo que por dentro me preguntaba: – ¿se acostó conmigo o se quedo dormida en la sala? –, al mismo tiempo me contesté: –no recuerdo–, viré nuevamente a ver el techo en el cual sólo se miraban reflejos débiles de la luz del exterior. Mire hacia mi muñeca izquierda donde tenía puesto el reloj para comprobar la hora, me sorprendí al ver que los puntitos verdes del fósforo indicaban las diez, Ahora preocupado me levanté como impulsado por un motor, y dirigiéndome a la ventana me asomé por ella haciendo a un lado la persiana, mi sorpresa creció al darme cuenta que la única luz que existía era la del alumbrado público: – ¿qué pasa? –, me pregunte: –debería estar el sol alumbrando, ¡ya sé! se paró mi reloj anoche–, inmediatamente lo lleve a mi oído para escuchar su tic-tac, pero no se escuchó en mi oído derecho, lo pongo en el izquierdo, ya que a mi edad no escucho muy bien, sin embargo tampoco llego a oír sonar la máquina, acercando mi muñeca a la ventana para auxiliarme con la luz de la calle y mirar sí el segundero camina ¿o gira?, confirmando que así era, ahora me pregunto: –¿se paró por algunas horas y después volvió a funcionar?–, no sabiendo a ciencia cierta que sucedió mejor opté por salir del cuarto y buscar a mi esposa, después de recorrer toda la casa no la encuentro; peor aún ni a mis hijos, no me preocupo mucho por ellos ya que ambos son mayores: –¿qué pasa?–, prendo el radio: solamente estática... corro a encender la televisión... nada, ¡ya sé!, el teléfono, lo descuelgo...¡no tiene tono!: –¿ahora? –, corro a la habitación para ponerme más ropa y salir a la calle para investigar que sucede, al entrar al cuarto noto en la penumbra que en la cama yace una persona, prendo espantado la luz para ver sí es Elsa, pero quien sea que fuere, la persona, está cubierta hasta la cabeza, me acerco a descubrirla, al hacerlo, me sorprendo al ver que es alguien a quien no conozco pero me es familiar: –¿qué hace en mi cama?–, me cuestiono, intento despertarlo pero no puedo lograrlo al parecer sólo es una imagen en tres dimensiones, en eso despierto y miro que alguien fue quien me despertó, en lo oscuro trato de ver quien, sin embargo no logro identificarlo, solamente veo exactamente lo mismo que al principio la puerta que da a la terraza: se repite toda la rutina ya mencionada, pero ahora no regreso a la recamara sino que salgo a la calle, la cual se encuentra desierta, el clima es templado así que con sólo mi short y mis chanclas camino a ver sí noto o veo algo que aclare lo que sucede, no encontrando nada ni nadie que lo logre: ni autos circulando, ni personas caminando, ninguna muestra de vida, incluso al salir de mi casa no estaban los perros, me preocupo más al darme cuenta que ni los grillos y ranas, muy comunes en esta temporada de lluvias, hacían ruido. El único sonido que escuchaba era el mismo que siempre tengo en mi cabeza, desde niño, ese zumbido que cuando hay silencio aumenta y cuando existe ruido disminuye: – ¿qué sucede? ¡Ya sé...! ¡Estoy dormido! seguro que es un sueño–, sin embargo no despierto y sigo camino de regreso a la casa, subo a mi cuarto, al entrar encuentro la luz prendida, y a la persona que estaba acostada, la misma que estaba la primera vez que vine, sólo que ahora descubierta, también se miraba más vieja que la vez anterior y también ahora me doy cuenta quien es, no hay duda, soy yo veinte años más viejo, salgo corriendo del cuarto y me miro en el espejo del baño, ¡sorpresa! Mi rostro se ve diez años más viejo que la última vez que recuerdo haberme visto, eso significa diez años menor que el que está acostado o sea igual al primero que desperté. – ¿Qué sucede? –...

Así es, envejecemos durmiendo, y solos, y un día, no despertaremos. Para mi éste fue el día... en que quedé solamente muerto.


Edgar Pavía Miller

Mayo del 2006