Chonita nació en Chilpancingo, hija de una familia tradicional, desde pequeña sus padres le inculcaron la mecánica de subsistencia del lugar, así fue que desde niña empezó a conocer los métodos para sobrevivir en esta ciudad, desde que aprendió a caminar ya acompañaba a sus padres a todos los mítines políticos; donde comía el Lunch que les daban a todos los acarreados, además de que sus padres recibían algo de dinero por asistir. De esta manera, un político les consiguió un local en uno de los mercados nuevos, que era de donde, vendiendo comida, obtenían parte de su ingreso. Tenían una casita con techo de láminas de cartón acanalado, de esas negras enchapopotadas1, en un terrenito que obtuvieron gracias a que su mamá ayudo a invadir el terreno quedándose a dormir en él hasta que lo ganaron. Chonita estudió en escuelas públicas, y gracias a todos los beneficios que obtuvo debido a su carta de pobreza: el desayuno escolar, una beca de progresa, tarjeta Plan Joven y despensas para su casa, leche Liconsa, ropa para damnificados, etc., logró terminar la secundaria. Después, en la academia, de uno de los partidos políticos, terminó la carrera de cultora de belleza2. Actualmente efectúa trabajos, de su profesión, a domicilio; que es de lo que se mantiene, viviendo en un terreno invadido, donde ella se fue a plantar en una casa hecha de cartón.
La vi, apenas, en la Comercial Mexicana, vestía un pantalón deportivo color gris oscuro; con una blusa blanca, de punto, sin mangas; calzaba zapatos de ésos que regala el DIF; su pelo negro, recogido por atrás en una colita de caballo; en sus orejas, pendientes de perlas falsas. La vi, sin saber yo que era ella, porque me llamo la atención un aparato que traía, en la pierna izquierda, para caminar; posteriormente supe que se lo proporcionaron gratuitamente en el DIF; se estaba comiendo unas uvas; a continuación otras frutas, a sí se fue cambiando de un lugar a otro; después se fue al departamento de panadería, sin carro, lo que demostraba que no fue de compras; iba acompañada de otra mujer, que repetía lo mismo que hacia ella; en la sección de pan, ambas comían del que regularmente proporcionan gratuitamente en una charola, de donde ellas devoraron casi la mitad.
Después supe, que Chonita deliberadamente se lisió la pierna para poder obtener dinero, que el DIF proporciona a los discapacitados; que también se había embarazado, para obtener ayuda oficial como madre soltera; por otro lado me enteré, que acusó de violencia intra familiar a sus padres, cuando supo que, los jóvenes golpeados, eran ayudados por el gobierno; también me enteré, que ya es dueña del terreno que invadió, y que construyó una casa en él con ayuda del INVISUR, un crédito conseguido gracias a la esposa, a la que le arregla el pelo, del director de la institución, crédito que paga como va pudiendo, o no paga, ya que aprendió que el sistema así funciona; a ella le va mejor que a sus padres, ya que cuando hay elecciones, ahora, son más los partidos que pagan y dan cosas en los mítines; además le cobra a todos los candidatos para votar por ellos.
Sus papás, vendieron su local en el mercado; con el dinero compraron dos plazas de empleados del gobierno, no las trabajan; sino, que las subarriendan; también reciben pensión Guerrero.
¡Ahora comprendo!, —Chonita inicia su día almorzando en la Comer; como lo hacen muchos más; ¿aquellos que se alegraron cuando pusieron la tienda? —
Edgar Pavía Miller
Noviembre del 2006
1 Con cubierta de chapopote.
2 Personas que le arreglan a las mujeres: pelo, uñas y cara.
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