Con pompa y platillos se anunció el “Encuentro Mundial De La Drogadicción”; en él participarían los representantes de los gobiernos más poderosos del mundo y los científicos más prestigiados y conocedores del tema, el propósito de este encuentro es para que de una manera definitiva se termine con el uso indebido que da el hombre a las sustancias adictivas1 y de esta manera acabar con el problema de la drogadicción.
Las mesas de trabajo ya estaban preparadas, en ellas cada científico llevaba el estudio de las sustancias que mostraban características adictivas y los daños que ocasionaban a los individuos que las consumían.
El primer debate, lo tuvo el alcohol, sustancia que fue atacada por el daño que ocasiona, principalmente, al hígado, incluyendo daños menores y graves al estómago; del mismo modo de cómo influye en la pérdida de células nerviosas; también se consideró, de manera amplia, los daños en el entorno social del alcohólico.
La sal, siguió: ¿Qué?, dijeron los representantes políticos, la sal no es una droga insistieron. El científico que presidía este debate objetó diciendo que la sal era una de las sustancias más adictivas de todas y debido a que era de uso libre casi todos los humanos la consumían directamente y todos de manera indirecta además agregó que los adictos a ella la consumen en cantidades que prontamente; incluso, más rápido que el alcohol terminaba con la vida de quien la consumía principalmente por el daño que ocasionaba al corazón, hígado y riñones lo que provocaba el mayor número de infartos, cirrosis y insuficiencia renal.
Dentro de cada ponencia, un médico joven, que no tenía una popularidad ganada a pesar de sus grandes conocimientos: que fueron los que le permitieron ser uno de los participantes, trataba de intervenir, pero el moderador como no lo conocía evitaba darle la palabra.
Continuaron hablando los ponentes: de las drogas heroicas, la cocaína, las anfetaminas y otras drogas químicas incluyendo el LSD, el crac y la ketamina; incluso de los anabólicos esteroides. También hablaron de las menos perjudiciales como la marihuana, y el peyote. O sea, de todas las prohibidas.
Sin embargo, cuando otro de los genios hizo referencia al azúcar, volvió la cara de asombro de los presentes. El azúcar, dijo, es una sustancia que provoca adicción en las personas desde que son bebés y con el tiempo su consumo es creciente, provocando que el cuerpo vaya dejando de funcionar hasta morir relativamente joven.
Mientras tanto aquel médico joven que intentaba participar se había chocado de pedir la palabra y prefirió esperar hasta la mesa redonda de discusiones para intervenir.
Cuando, un ingeniero, participó; mostrando una droga que nadie en la concurrencia consideró que lo fuera, incluso le tacharon de profano y desconocedor del tema; sin embargo, con calma de sabio, les contestó diciendo que uno de los síntomas principales del adicto es negar que la droga sea mala y que el que todos se molestaran era sólo una señal de que los presentes ya eran adictos a esta terrible droga. Continuó dando una lista de todo lo peligroso que es el consumir automóviles, tanto para el que lo consume como para todos los demás individuos a su alrededor. No logró convencerlos ya que en verdad sí eran adictos, todos, al automóvil y no iban aceptar que lo eran.
Más polémica se ocasionó cuando se habló de la droga del siglo veinte “la televisión”; fue tal el enojo de algunos, principalmente aquellos patrocinados por empresas globalistas, que se retiraron durante la exposición para no verse comprometidos en su imagen. Regresando al debate cuando terminó. Las empresas televisivas que tenían los derechos de trasmisión de la cumbre optaron incluso por dejar de trasmitir, aún sabiendo que sólo se estaba grabado y no enviando en directo.
Llegó el momento de las conclusiones, donde todos ofrecieron propuestas para solucionar el problema, proposiciones que iban desde prohibir todas con castigos mayores a los actuales hasta acabar con los países que las producían. Después de una terrible guerra defendiendo sus tesis y argumentos; descuidadamente el moderador le cedió la palabra al joven médico, quien con palabras tranquilas pero firmes les dijo a todos, las sustancias y cosas que son adictivas lo son por el exceso en su uso y la falta de conocimiento de como actúan. Entre menos cultura sobre dichas drogas se tenga y sobre sus efectos; así como de sus beneficios si son consumidas con moderación, más será el uso desmedido que se haga de ellas y como consecuencia terminaran matando al que las use. Entonces, si nos dedicamos más a que la gente conozca lo que tienen en su entorno; este ambiente en lugar de ser malo para él, será de su beneficio. Se puede concluir, por los debates, que las drogas más malas son aquellas que más se desconocen, porque si los que las usan conocieran todo lo malo que son no empezarían a consumirlas, sin embargo de esa manera afectarían los intereses de los grupos más poderosos del mundo. Por otro lado las otras, como son: la marihuana, que no es tan mala, la han desprestigiado por décadas debido a que su consumo beneficia a grupos antagónicos a los poderosos; a pesar que es menos consumida que la televisión que es mucho más peligrosa y de cuyos males sólo se sabe si se investiga en documentos muy escondidos y no tan promocionados. Además estas drogas, como la televisión, cada vez son menos estudiadas como drogas, debido a que los que pueden pagar las investigaciones están involucrados en promover su consumo. La despenalización de ellas es otro factor importante, ya que el que estén penadas es parte del por que se vuelven más peligrosas ya que por el sólo hecho de escapar de la ley puede ser razón suficiente para provocar la muerte.
El encuentro terminó como todos los otros encuentros mundiales, solamente con un documento en el que todos firman para hacer algo que no soluciona nada, esto debido a que los drogadictos difícilmente quieren terminar con la drogadicción. Todos después se dedicaron a desprestigiar a los que atacaron aquellos adictivos de los que eran adictos los ponentes. Para eso utilizaron todos los recursos de los grupos poderosos, aquellos consorcios que se benefician, precisamente, del consumo de las drogas.
A pesar de que la mayoría estuvo de acuerdo, que hábitos como el de ver películas pornográficas y utilizar el Internet pueden se adictivos, nunca pudieron aceptar que la televisión y el automóvil lo fueran.2
“Somos adictos de una gama fantástica de costumbres, asociadas a objetos de uso común, que nos convierten en dependientes de ellos; no porque tengan sustancias adictivas; sino porque el humano produce esa condición, y su cerebro las sustancias”.
1 Los animales no pueden llegar a ser adictos. Los efectos de las sustancias adictivas resultan bastante similares a las producidas a los hombres, sin embargo los animales prefieren rechazar las sustancias si se les da la opción de hacerlo. “la Conducta Adictiva”; Vincent P. Dole; Investigación y Ciencia no-53; Febrero 1981.
2 Ver apéndice, si quiere comprobar su adicción.
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