miércoles, 30 de marzo de 2022

LA GORDITA.

 



Ella caminaba como si el tiempo no existiera; su ritmo, por demás lento, causaba tedio en quienes la miraban. Sin embargo a ella no le importaba, siguió caminando cargada con dos bolsas de polietileno llenas de comida. Al llegar a la esquina, en donde se encuentra una farmacia veterinaria, se sentó en el umbral de una de las ventanas; una vez que se sintió cómoda, dejando todos los quilos de su cuerpo sobre sus nalgas, que al recibir el peso se derramaron por todo el umbral, abrió una de las bolsas que traía; lo hizo sin dejar de voltear hacia la calle, como vigilando si alguien la observaba o fuera a llegar por ella, saco una botella de refresco e inicio a tomárselo al tiempo que de la otra bolsa extraía un par de tortas, cuando terminó, casi de un trago, el refresco de un litro, continuó comiendo una de las tortas, masticando de a media pieza por bocado, simultáneamente sacó otro refresco de la primer bolsa y se lo tomó, como queriendo, con él, empujar las dos tortas que ya se había engullido. Dejó los envases de Pet1 en el umbral al igual que las envolturas de las tortas, escondiéndolas detrás de la chambrana saliente del lugar. Volteando constantemente al arroyo de autos, sacó una bolsa de fritangas y un yogur, probablemente es la parte dietética de su almuerzo, como si alguien fuera a llegar y quitárselos se embutió tanto las fritangas como el yogur en un instante, yo que la observaba me dije: —pobre mujer sí no fuera por lo gorda que está yo diría que tiene al menos cinco días sin comer; sin embargo mi sorpresa fue mayor cuando de la bolsa, de donde saco las tortas, ahora sacaba un pollo asado, el cual devoró acompañándolo con otro refresco que aún le quedaba en la otra bolsa. Cuando ya había acabado y estaba repitiendo la acción de la basura llegó una niña, como de once años, delgada, casi desnutrida, a quien la gorda le dirigió las siguientes palabras, al tiempo que de una de las bolsas sacaba una galletita de esas de granola2: —mira te traje esto para que almuerces.

Me dije:

¡al menos se preocupa por la línea de la niña!

No terminaba yo de cavilar cuando se pusieron de pie, las dos, para subirse a una combi3 que llegó frenando, haciendo un chillido con las ruedas y un trueno metálico con la puerta al abrir. Corriendo y ágil, debido a su delgadez, la niña subió inmediatamente esperando junto a la puerta a quien según, yo, era su madre; esta, una vez que estuvo lo suficientemente cerca del transporte, lentamente, más aún de cómo se movió al llegar, intento meterse; cual no seria la sorpresa de los que estábamos presentes al ver que ni empujándola entre todos logramos que entrara. En eso estábamos, sin lograrlo, cuando el chofer de una mixta4 se estacionó y se ofreció para llevarla en la caja por medio pasaje, no quedándole otra opción, la gorda junto con la niña se subieron, claro está con ayuda de nosotros, una vez arriba de la mixta, feliz, se marchó a su casa. Antes de partir se oyó un eructo largo y sonoro como sí se estuviera despidiendo de quienes la ayudamos. La basura se la dejó de propina al de la farmacia.

Edgar Pavía Miller. Septiembre del 2006.

1 Tipo de material sintético, reciclable, con que están hechos algunos envases.

2 Se le conoce como granola al conjunto de granos comestibles como son el cacahuate, avena, etc.

3 Así les dicen a los vehículos de pasajeros aquí en Chilpancingo, Guerrero.

4 Vehículos públicos con servicio de taxi, sólo que son camionetas de caja o de redilas.

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