Huracán.

Mientras los huracanes pronostican destrozos en las costas, inundaciones por otras tierras, desastres en los océanos; en las montañas, la lluvia cae milagrosamente humedeciendo el campo; vientre de la simiente del labrador.

Que mejor día que uno de lluvia fina, con clima fresco, húmedo, acogedor para coger la pluma o como prefieran entenderlo (mal pensados), que ni existe ya la pluma para escribir, el sustituto electrónico nos muestra en su pantalla cómo los caracteres se reúnen en un mitin de ideas enlazadas para manifestarse diciendo un pensamiento cualquiera, que llegue a la conciencia de quien en tiempos remotos o cercanos le de lectura.

 La escritura es el acompañante romántico, que no te impide seguir con tus deseos perversos, dejas libre el pensamiento introduciéndote hasta tus más profundas perversidades, sin nada que te impida la satisfacción de gozar el momento de liberarlas, si aún te queda pudor cierras el procesador de palabras sin rescatar, y ese momento concupiscente desaparece.

Pero la tentación y ese mal concejero que es tu conciencia te lo impide, lo que permitirá a otros disfrutar con tu placer, leyéndote como quien mira pornografía y se excita de la manera en que lo hacen los personajes y el director del film.

Antes un dispositivo con símbolo fálico daba la sensualidad para escribir a manera de una masturbación interminable eyaculando frases y párrafos hasta terminar  una novela de éxtasis. Ahora al revés digitando una y otra vez hacemos vibrar de placer a quien una tras otra tocada exhala murmullos como palabras hasta terminar en un cuento orgásmico.

Creo que tengo que ir a cambiarme.